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No hay dinero para educación

Coletillas que hemos oído repetidas mil veces, ya sea desde los medios de comunicación públicos, manejados por los políticos, o de las cadenas privadas, en manos de los empresarios.

Quieren que parezca inevitable ante los  ciudadanos esos recortes en las condiciones de vida y en los derechos de los trabajadores. En primer lugar, hay que desmentir que la educación pública sea gratis, la pagamos todos con nuestros impuestos, al igual que la concertada, la sanidad pública, las subvenciones a las empresas o los sueldos de la policía.

Aquí de lo que se trata es de defender que nuestro dinero no se tire, sino que se utilice  para cubrir de una manera digna necesidades básicas. Pues bien, se han gastado nuestro dinero en ayudar a los bancos a sanear sus cuentas y en proyectos faraónicos que sirven de nada o de muy poco. Plantean ahorrar, pero sin tocar cosas como sus aventuras imperialistas en Libia o en Afganistán. Como ejemplo, en los últimos 20 años el Estado se ha gastado unos 7.000 millones de euros en financiar sus «misiones de paz» (sin contar 2011)

¿Qué se esconde detrás de estos recortes? La comunidad que abandera este proceso es Madrid, gobernada por la derecha más capitalista, lugar donde se quita dinero a la educación pública y se da dinero a la concertada (privada sostenida con fondos públicos), hasta llegar a aumentar los docentes en ese tipo de enseñanza mientras que se reducen por «falta de presupuesto» en la pública.

Los profesores en huelga son claros en ese aspecto, como decía una profesora a un medio de comunicación:

«No tengo ningún problema porque me modifiquen el horario. De hecho, voy a cobrar lo mismo. Pero el problema no es ese. Se trata de que estoy harta de trabajar en un sistema que le quita el dinero a la pública para dárselo a la privada.«

 

El objetivo es, como ya se viene haciendo con la sanidad pública en esa comunidad, convertirla en un negocio, degradar tanto lo público que quién quiera una tención digna tenga que costeársela. Aun así, aquí no somos ajenos a los reajustes. En los servicios públicos vascos se está reduciendo al máximo la contratación de nuevos profesores y profesionales en la sanidad, y eso nos afecta a todos, aulas masificadas donde es imposible estar, 40 alumnos en una clase es una barbaridad, y lamentablemente es cada vez más habitual. Contra esta situación, y para advertir a los políticos que no toleraremos una situación como la de Madrid, la solución es clara, ¡Organízate!

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