La revolución egipcia reverbera por todo el mundo árabe
Las potencias imperialistas, los Estados Unidos en particular, pensaban que tenían la situación bajo control, y que los regímenes bajo su patrocinio eran estables. Un comentario interesante que pone de relieve el pensamiento de la burguesía apareció en un artículo del Financial Times el 28 de enero. Esta es la forma en que veía la situación hasta no hace mucho tiempo:
- «Antes de 2007, la evolución de la economía mundial parecía tan tranquila y previsible que el período fue llamado a veces la edad de ‘la gran moderación’».
Este período idílico, sin embargo, se rompió de repente por la crisis de 2008. Y los acontecimientos en el Oriente Medio fueron como un shock aún mayor. El artículo continúa:
-
«… los inversores ahora viven en un mundo cada vez más impredecible, tanto en un sentido económico como político. O, para usar la jerga del mercado, lo que Oriente Medio está demostrando es la potencia de las ‘colas gordas’ (‘fat tails’ en inglés) –son los sucesos que parecen tan poco probables que ocurran, que, por lo general, son ignorados hasta que de pronto golpean con venganza–». El artículo cita a Simon Williams, un analista del banco HSBC de Medio Oriente, de esta manera: «Lo que ocurrió en Túnez tomó a todos por sorpresa. Nos ha obligado a todos a volver a reexaminar las viejas certidumbres [de la región]».
El problema con los llamados «expertos» burgueses es que no detectaron lo que estaba sucediendo en las capas inferiores de la sociedad, entre los millones de trabajadores oprimidos y los pobres. Esto se debe a que, porque viven en sus torres de marfil, suelen ignorar a estas capas. Y como la calma aparente puede incluso durar décadas, comenzaron a pensar que las cosas siempre serían así. Eso revela la extrema cortedad de miras de su parte.
La previsión del marxismo
El marxismo, sin embargo, debido a que tiene una «visión larga de la historia» y tiene en cuenta todas las contradicciones y cómo éstas afectarán a la situación en el tiempo, fue una herramienta que nos permitió entender perfectamente lo que estaba sucediendo. Compárese la falta de entendimiento que revelaban las citas anteriores con lo que sigue:
-
«La reaccionaria monarquía saudí está ahora pendiendo de un hilo. Esta banda corrupta es cada vez más impopular y está tratando de aferrarse al poder…» (Oriente Medio, Annapolis y el problema palestino: más conversaciones y conversaciones, Alan Woods, 06 de diciembre de 2007).
Tómese nota de la fecha: ¡2007!
¿Y el artículo publicado el 7 de abril de 2008, Egipto, 6 de abril, un ensayo general de los grandes acontecimientos del futuro, por Jean Duval y Fred Weston?:
-
«El régimen de Mubarak se enfrenta a su crisis más grave. Lo más significativo es que los trabajadores han perdido el miedo al régimen. (…) Todas las condiciones están madurando para la revolución».
Más recientemente, en octubre, explicamos que:
-
«Las tensiones en Egipto están llegando a punto de ebullición. […] La revolución está desarrollándose justo debajo de la superficie» (Egypt: The gathering storm, por Hamid Alizadeh y Frederik Ohsten, 28 de octubre de 2010. En inglés).
Fuímos capaces de escribir todo esto mucho antes de que comenzara la agitación revolucionaria actual porque comprendimos los efectos que estaban teniendo décadas de opresión, agravados por la crisis económica y la polarización social creciente. Pero cuando planteamos las perspectivas de la revolución en Oriente Medio se nos respondió con una cacofonía ensordecedora de cinismo y escepticismo que negaban que la revolución fuera posible. Ahora, la revolución ha entrado en erupción en Túnez, Egipto y se está extendiendo a Yemen, Jordania y muchos otros países árabes.
Los imperialistas occidentales están luchando para tratar de recuperar el tiempo perdido. La respuesta del imperialismo de EE.UU. y sus aliados de Europa occidental ha sido la de pedir a Mubarak moderación y que prepare una transición a un régimen más democrático. Lo hacen por miedo a que la revolución se extienda de un país a otro, hasta que todos los regímenes podridos y despóticos de Oriente Medio y África del Norte se derrumben. ¡Esta posibilidad ahora sí la pueden ver!
Sin embargo, no todos los «líderes» mundiales están presionando a favor de este resultado. ¡Hay otra cara de la historia! En el caso de que Egipto –el país clave en el mundo árabe– siga el camino de Túnez, y Mubarak sea expulsado finalmente, eso tendría un impacto aún más grande que los acontecimientos que condujeron a la caída de Ben Ali en Túnez. Después de Egipto, países como Jordania, Yemen, Argelia, etc. podrían sufrir todos levantamientos revolucionarios. Esto amenazaría directamente poderosos intereses materiales en la región.
Así, mientras Obama hace un llamamiento para la «transición», detrás de la escena podemos estar seguros de que otros dirigentes árabes han estado alentando a Mubarak para que resista. Si es capaz de contener la marea, aún habría esperanza para estos líderes despóticos. La clase dominante israelí tampoco desea ver una revolución junto a su puerta. A pesar de que se enorgullecen de ser la «única democracia» de Oriente Medio, parece que no les gusta ver que se derrumben las dictaduras que la rodean.
Estos líderes tienen buenas razones para estar preocupados. Las mismas condiciones que existen en Túnez y Egipto también existen en todos los países árabes. Y en estas condiciones, la extensión de la revolución de un país árabe a otro también se ve facilitada por el hecho de que en todos ellos se habla una lengua común (sin dejar de lado las diversas minorías que existen en estos países, y que también están participando en el movimiento), hay una herencia cultural común, una religión común (al menos para el 90% de la población), continuidad territorial (a pesar de las fronteras artificiales trazadas por el colonialismo), la percepción de que todos tienen los mismos problemas, y la resistencia a la dominación capitalista e imperialista. Todo esto ha creado una fuerza poderosa en la mente de las masas. Y las mismas causas tienen los mismos efectos. Toda la región está preñada de revolución.
El ritmo del desarrollo de los acontecimientos en el Oriente Medio y África del Norte, en parte, depende de lo que suceda en Egipto en los próximos días y semanas. Si el actual movimiento no derrocara a Mubarak en el corto plazo, esto podría retrasar el proceso. En caso de ser derribado en breve, a su vez, permitirá acelerar el proceso en otros lugares. Como el resultado está determinado por una lucha de fuerzas vivas, no se puede decir de antemano cuán rápido o lento será esto, pero la dirección del proceso es muy clara. Tarde o temprano Mubarak tendrá que irse y un nuevo período se abrirá, en el que la lucha de clases en Egipto se elevará a un nivel superior. No hay escapatoria a esto, y tendrá un impacto en toda la región.
El siguiente esquema breve de la situación es una indicación de la repercusión internacional que la revolución egipcia, después de la de Túnez, ya está teniendo.
Jordania
Jordania es uno de los principales candidatos a seguir el camino de Egipto. Las protestas por la pobreza creciente, el aumento de los precios de los alimentos, el desempleo y la corrupción han estado ocurriendo durante semanas. El desempleo es oficialmente del 14% en un país de seis millones. El 70% de la población es joven, menores de 30 años, y el 25% de la población vive por debajo de la línea de la pobreza.
Miles de personas en Jordania han estado en las calles protestando, exigiendo la renuncia del primer ministro y una reducción de los precios. Este es el resultado de la crisis económica en curso. Jordania tiene un déficit récord de $2 mil millones este año. La inflación ha aumentado al 6,1 por ciento.
En un intento de apaciguar a las masas, el Rey Abdullah ha prometido algunas «reformas», especialmente una polémica ley electoral. El Primer Ministro también anunció $550 millones de nuevos subsidios para el combustible y productos básicos como el arroz, el azúcar, el ganado y el gas para cocinar. También anunció un aumento salarial para los empleados públicos y el personal de seguridad.
Pero todo esto ha sido en vano. Eso explica por qué el 1º de febrero, el rey Abdullah II anunció que iba a despedir a Samir Rifai, el primer ministro y, con él, a todo el gabinete, para reemplazarlo por Maruf Bakhit a quien le da la tarea de formar un nuevo gobierno que «tome medidas concretas prácticas y rápidas para poner en marcha verdaderas reformas políticas». El Rey está prometiendo un programa inmediato de reformas democráticas, mientras trata desesperadamente de cortar el creciente movimiento de protesta y evitar un escenario de tipo egipcio. Bakhit, sin embargo, no es fundamentalmente diferente al premier saliente. Se lo recuerda por la supervisión de las elecciones locales y parlamentarias de 2007, la última vez que estuvo en el gobierno, donde se llevó a cabo un fraude electoral flagrante.
Los activistas en la manifestación del Viernes, [4 de febrero] en Amman fuera de la oficina del primer ministro, de hecho, gritaban «¡Abajo el gobierno!», demostrando que no aceptarán ninguna medida a medias. El hecho de no satisfacer las demandas de la población podría poner en peligro la supervivencia misma de la monarquía y llevar al derrocamiento del régimen.
Yemen
La pobreza generalizada en el Yemen, con un 45 por ciento de la población viviendo con menos de 2 dólares al día, está en la raíz del movimiento de protesta actual. Las últimas noticias del Yemen es que el jueves [3 de febrero], más de 20.000 personas –la mayor participación hasta ahora– marcharon por las calles de Sanaa, exigiendo que el presidente Ali Abdullah Saleh se fuera.
Al igual que en Egipto, manifestantes contrarrevolucionarios pro-Saleh chocaron con la inmensa protesta anti-Saleh, que llevó a algunos enfrentamientos físicos, y fue disuelta por la policía. En la ciudad de Adén, en el sur, se utilizaron gas lacrimógeno y munición real para disolver a los manifestantes. Sin duda, esto tendrá el mismo efecto que en Egipto: fortalecer la determinación del movimiento revolucionario.
El miércoles 2 de febrero, el presidente Ali Abdullah Saleh, había anunciado que ya no se presentaría en las elecciones de 2013, y añadió que su hijo tampoco lo haría. Una vez más, esto es similar a lo que Ben Ali anunció antes de ser derrocado, y parece casi una fotocopia del comportamiento de Mubarak en Egipto. Está tratando de apaciguar a las masas con la promesa de irse, pero esto es sólo un ardid para sacar a las masas de las calles con el fin de recuperar el control de la situación.
También ha anunciado aumentos salariales y reducciones de impuestos, la creación de un fondo para proporcionar puestos de trabajo para los graduados universitarios, la extensión de la cobertura de seguridad social, y la exención del pago de los estudiantes universitarios del resto de los derechos de matrícula para este curso académico, y también ha pedido que se reduzca el costo del título de graduado.
Todas estas son claramente maniobras para tratar de evitar que crezca el movimiento de protesta y se convierta así en Túnez y Egipto. Sin embargo, los manifestantes han indicado que esto no es suficiente. Las más de 20.000 personas en las calles el jueves cantaban: «El pueblo quiere un cambio de régimen», y «No a la corrupción, no a la dictadura» y «cambiar el régimen y fuera el presidente».
Argelia
Argelia vio movimientos de protesta contra el creciente costo de alimentos básicos a finales de diciembre al mismo tiempo que las protestas estallaban en Túnez. El 30 de diciembre se informó de que al menos 53 personas resultaron heridas y otras 29 detenidas cuando la policía reprimió las protestas contra las malas condiciones de la vivienda en un barrio de Argel, la capital. El nivel de determinación de lucha de los manifestantes puede verse por el hecho de que de los 53 heridos, al parecer, 52 eran miembros de las fuerzas de seguridad.
Los disturbios estallaron de nuevo a principios de enero por el aumento de los precios de los alimentos y la falta de puestos de trabajo. El régimen respondió con una combinación de represión de cinco días de protestas en las calles, que dejaron cinco muertos y más de 800 heridos, y recortes en los precios, con la reducción de los precios del petróleo, del azúcar y de otras necesidades básicas, y la compra de un millón de toneladas de trigo para la constitución de reservas, y también prometió que las subvenciones a los alimentos básicos, como la harina, seguirían.
De esta manera, esperaban apaciguar a las masas y detener el ascenso revolucionario que comenzaba a desarrollarse. Pero los problemas subyacentes que llevaron a la revuelta en un primer lugar no se han resuelto. El desempleo, especialmente entre los jóvenes, que constituyen la mitad de la población, sigue siendo alto. De acuerdo con el gobierno se sitúa en alrededor del 10 por ciento, pero datos más reales lo ponen cercano al 25 por ciento.
La ira ha continuado fermentando por debajo de la superficie, a la espera de que entre en erupción en cualquier momento. El 22 de enero, por ejemplo, varias personas resultaron heridas cuando fueron atacadas por la policía durante una manifestación pro-democracia en Argelia, contra una ley que prohíbe las reuniones públicas. Cientos desafiaron la prohibición y salieron a las calles sólo para hacer frente a las fuerzas policiales fuertemente armadas.
El 1º de febrero, miles respondieron a la convocatoria para manifestarse emitida por la Coordinación Local de los Estudiantes (CLE, Coordination locale des étudiants) de la Universidad de Tizi Ouzou. De acuerdo con los organizadores, 15.000 participaron en la acción de protesta. Es significativo que algunos de los manifestantes portaran la bandera de Túnez, un claro indicio de su deseo de ver un movimiento similar en Argelia que pueda derrocar al odiado régimen de Bouteflika. Uno de los lemas era «¡Bout-Ali dégage!», un juego de palabras peyorativo que mezcla los nombres de Buteflika y Ben Ali.
El 3 de febrero, el Presidente Bouteflika anunció que el estado de emergencia del país sería eliminado en un futuro «muy cercano». El estado de emergencia ha estado en vigor desde 1992, inicialmente establecido para «luchar contra el terrorismo». Cuando hizo este anuncio, Bouteflika, al parecer, pidió a su gabinete que adoptara políticas que crearan puestos de trabajo y también anunció que la televisión y la radio nacionales debían emitir las opiniones de todos los partidos políticos.
Hasta ahora, todo esto sigue siendo sólo promesas. Son palabras destinadas a apaciguar el movimiento de protesta, de hacer creer que la «reforma democrática» está en camino. No se dio ninguna fecha para llevar a cabo el levantamiento del estado de excepción. Y en cuanto a los puestos de trabajo, cómo se van a crear en el clima económico actual es una incógnita.
Un nuevo día de lucha está previsto para el 12 de febrero. Estas protestas en curso indican que el pueblo de Argelia está inquieto y puede moverse de nuevo, siguiendo el ejemplo de sus vecinos de Túnez.
Marruecos
Cientos de estudiantes se manifestaron en la ciudad marroquí de Fez el domingo 30 de enero, en una protesta contra los aumentos de precios y el empeoramiento de las condiciones sociales. Los manifestantes corearon consignas que vinculan el destino del rey Mohamed VI al de Ben Ali. Esto viene después de una protesta anterior en la ciudad norteña de Tetuán, el 20 de enero, organizada por el Comité local contra el aumento de los precios y los ataques a los servicios públicos, con la participación de la Liga Comunista de Acción (sección marroquí de la CMI). El acto de Tetuán, que atrajo a 300 personas, también fue convocado en solidaridad con la revolución de Túnez.
En los últimos días, la prensa española ha publicado informes de que el ejército y las unidades antidisturbios de las fuerzas de seguridad han sido trasladados desde el Sahara hasta las principales ciudades de Marruecos, en previsión de disturbios importantes. El gobierno marroquí ha negado esos informes, pero está claro que está muy preocupado por la posibilidad de que la revolución se extienda a su propio país. Un Día de la Ira, convocado por el «Movimiento por la Libertad y la Democracia Ahora» ha sido anunciado para el 20 de febrero, que también podría convertirse en el centro de coordinación de las protestas en todo el país.
Y así como The Economist estaba tratando de calmar los nervios de sus lectores con que Egipto «era diferente» y no podía ir por el camino de Túnez, la Ministra de Asuntos Exteriores español, Trinidad Jiménez, ha declarado recientemente: «Creo sinceramente que la situación en Túnez y Egipto es claramente diferente a la de Marruecos», la razón es que Marruecos ya ha emprendido el camino de la «apertura democrática». ¡Sin duda, el gobierno español no tendría demasiado interés en que la revolución estallara justo al otro lado del Estrecho de Gibraltar!
Sin embargo, alguien mucho más cercano al rey de Marruecos, su primo hermano, el príncipe Moulay Hicham, tiene una opinión muy diferente. En una entrevista con el diario español El País, dijo que «Marruecos probablemente no será una excepción… Casi todos los sistemas autoritarios se verán afectados por la gran ola de protestas».
Gaza y Cisjordania
Al otro lado de la frontera oriental de Egipto, en la Franja de Gaza, donde el reaccionario Hamas tiene el control, el movimiento del pueblo egipcio está afectando a los palestinos. Algunos supuestos marxistas en el pasado habían retratado a Hamas como, de alguna manera, una fuerza progresista que merecía el apoyo de la izquierda. De hecho, es una fuerza totalmente reaccionaria que sólo ha llenado un vacío debido a la naturaleza corrupta de la dirigencia de la OLP, que gobierna la Autoridad Palestina.
Hamas trata de presentarse como «revolucionario» y «anti-imperialista». Si eso fuera así, entonces habría que esperar que fueran en apoyo de la revolución que se desarrolla en Egipto. ¡Por el contrario! La semana pasada la policía de Hamas irrumpió en una pequeña manifestación en la ciudad de Gaza en apoyo al movimiento revolucionario de Egipto, arrestando a varias mujeres.
Hamas está tan preocupado por los acontecimientos revolucionarios de Egipto como el gobierno de Israel. Fuerzas adicionales de seguridad se han colocado en la frontera entre Egipto y Gaza, no en el lado egipcio, sino en el palestino. El hecho es que Hamas no quiere que el movimiento de Egipto se extienda a la Franja de Gaza. Si alguien está buscando una respuesta a la acusación de que lo que está sucediendo en Egipto es un levantamiento islámico simplemente basta mirar la reacción de Hamas.
Hamas tiene razón para temer el contagio de Egipto. Una indicación del estado de ánimo es el hecho de que varios miles de palestinos que viven en la Franja de Gaza se han unido a un grupo de Facebook que convocó una protesta contra el gobierno de Hamas para el viernes [04 de febrero]. Esta es la respuesta a todos aquellos escépticos que sólo ven en Gaza reacción islámica. La verdadera voz de los palestinos que habitan en esta pequeña franja de tierra está siendo levantada.
Algo similar se está organizando en la Ribera Occidental, Cisjordania. Los líderes palestinos en Cisjordania, de hecho, reconocen el hecho de que las protestas de Túnez y Egipto podrían extenderse a los territorios palestinos. Y la policía tiene una preocupación similar a la de Hamas. Este video, Un Día de Solidaridad con la Revolución egipcia, Ramallah, Palestina, 05 de febrero 2011, muestra a la policía de la Autoridad Palestina atacando una manifestación en solidaridad con el levantamiento de Egipto, en Ramallah, en Cisjordania.
Tienen razón para temer que la protesta pudiera estallar en Cisjordania. No olvidemos que sólo muy recientemente se filtraron documentos palestinos que revelaron la colusión secreta entre los dirigentes de la Autoridad Palestina de la OLP y el Estado de Israel, incluso para discutir el asesinato de un combatiente palestino.
Por temor a los disturbios, y para tratar de cortar cualquier posible movimiento de protesta, el primer ministro de la Autoridad Palestina, Salam Fayyad, acaba de anunciar las elecciones municipales en un futuro próximo, y se habla también de una elección general. El presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, se considera cercano a Mubarak, y la caída de este último dañaría aún más su prestigio entre el pueblo palestino.
Todas las condiciones se están gestando en los territorios palestinos para otra Intifada, esta vez a una escala mucho mayor, y como parte de un movimiento de todos los árabes, y no un levantamiento aislado. Recordemos que la Intifada tuvo un impacto mucho mayor en la sociedad israelí que décadas de terrorismo individual. El lanzamiento de algunos cohetes que azotaron los barrios populares en Israel, o los atentados suicidas que matan a hombres, mujeres y niños inocentes de Israel, en los autobuses o en los supermercados, no mella en absoluto la máquina del Estado sionista. De hecho, estas acciones han servido para fortalecer el Estado sionista, a medida que impulsan a toda la población a apoyar a su gobierno, al sentirse amenazados como pueblo.
Además, el hecho de que todos los regímenes árabes sean dictaduras despóticas, que siempre han explotado la cuestión de Palestina en su beneficio, culpando a Israel por los males sufridos por el pueblo árabe, también ha sido hábilmente utilizada por la élite sionista para pintar una imagen de Israel como un país rodeado de Estados que lo quieren destruir. Un movimiento revolucionario de los trabajadores y jóvenes árabes, en algún momento, sin duda, tendrá un impacto en las masas trabajadoras de Israel.
Siria
Siria fue considerado durante mucho tiempo un «Estado canalla», por su pasado pro-soviético y su economía nacionalizada. Sin embargo, bajo al-Assad, el régimen ha ido de alguna manera abriendo su economía para permitir que se desarrolle la «economía de mercado». Así pues, tenemos un régimen con todas las trampas del pasado en términos de un aparato estatal represivo, pero ahora con la adición de los efectos de una apertura al capitalismo, que conduce a una creciente polarización social, con un crecimiento desigual donde la riqueza se acumula en la élite y la pobreza en las capas inferiores de la sociedad.
Al-Assad, el dictador de Siria, a la luz de las revoluciones en Túnez y Egipto, ha admitido que los gobernantes árabes tienen que hacer más para dar cabida a las crecientes aspiraciones políticas y económicas de la población de la región. Él tiene la intención de impulsar las reformas políticas este año, incluyendo elecciones municipales, aunque ha señalado que la estabilidad y la economía están más arriba en su lista de prioridades que la reforma política. De hecho, también ha anunciado algunas concesiones económicas de menor importancia, en un intento de socavar cualquier plan para sacar a la gente a la calle a protestar. El gobierno ha anunciado subvenciones y ayudas para los pobres. A los maestros se les han concedido préstamos sin intereses para la compra de ordenadores portátiles, mientras que algunos funcionarios públicos fueron acusados de corrupción en la ciudad de Alepo. Recientemente, dos millones de trabajadores estatales recibieron un aumento salarial del 17 por ciento.
Lo que al-Assad quiere decir cuando se refiere a que su prioridad es la estabilidad y la economía es que él piensa que al conseguir algún tipo de mejora económica podría mantener el control del poder. Sin embargo, ahora el desempleo en Siria oficialmente se sitúa en el 10 por ciento, pero algunos piensan que puede ser tan alto como el 25%.
Los problemas sociales crecientes están contribuyendo a que fermente un espíritu de revuelta entre los jóvenes del país. Usando el limitado acceso a Internet permitido por el régimen, se han creado varias páginas en Facebook, con el objetivo de organizar protestas en las líneas que iniciaron el movimiento en Túnez y Egipto. Hubo una convocatoria de protestas para el viernes y sábado [4 y 5 de febrero] pero no logró atraer ningún manifestante. Como un activista anónimo dijo: «Todavía es pronto para nosotros. Tenemos tiempo. La calle, claramente, no está preparada todavía».
El régimen sirio es uno de los más brutales de la región, cuando se trata de lidiar con la disidencia. Hay informes de que las fuerzas de seguridad sirias disolvieron violentamente una vigilia en Damasco en apoyo a la sublevación de Egipto el miércoles de la semana pasada. Internet también está muy vigilado. Facebook, por ejemplo, ha sido oficialmente bloqueado desde noviembre de 2007, aunque muchos jóvenes sirios consiguen esquivar el bloqueo utilizando servidores proxy.
Se ha combinado este aparato represivo con concesiones de carácter económico a fin de cortar cualquier intento de desencadenar un movimiento como el de Egipto. Vale la pena señalar, sin embargo, que aunque el régimen aún no puede hacer frente al mismo nivel de protestas de otras partes, ha tomado la medida cautelar de aumentar el número de sitios y servicios de chat bloqueados a disposición de los usuarios de Internet en el país. Todo esto indica que Siria también se enfrenta a un malestar creciente, y dado el carácter extremadamente brutal del régimen podría entrar en erupción de forma inesperada y de manera masiva en algún momento.
Sudán
Poco después de la caída de Ben Ali en Túnez, las fuerzas de seguridad de Sudán detuvieron al dirigente de la oposición, Hassan al-Turabi. Esto se produjo poco después de que el partido de Al-Turabi llamara a una «revolución popular» si el gobierno sudanés no invertía los aumentos de precios.
«Este país ha conocido levantamientos populares antes», dijo Turabi en una entrevista a la agencia de noticias AFP:
-
«Lo que ocurrió en Túnez es un recordatorio. Es probable que esto suceda en Sudán… Si no es así, entonces habrá una gran cantidad de derramamiento de sangre. El país entero está armado. En las ciudades, será un levantamiento popular, pero en Darfur, y en Kordofán también, ellos tienen armas».
Desde entonces el movimiento ha entrado en erupción en el país, con los estudiantes en las calles la semana pasada. El lunes [31 de enero] un estudiante, Mohammed Abdulrahman, de la Universidad de Ahlia, murió tras ser golpeado por la policía. Esto llevó al régimen a cerrar muchas universidades y a un gran despliegue de la policía en todo el campus. En la Facultad de Medicina de la Universidad de Jartum, la policía trató de detener a unos 300 estudiantes al salir del campus, pero finalmente se abrieron paso gritando: «¡Revolución contra la dictadura!».
El régimen ha intentado silenciar cualquier medio de comunicación que informara sobre las protestas estudiantiles por temor a su efecto contagioso. De hecho, en las últimas semanas Sudán ha visto un malestar social generalizado, según se hunde el país más profundamente en la crisis económica con una inflación creciente que afecta a los precios de los productos básicos. Para empeorar las cosas, el gobierno ha reducido las subvenciones a los productos derivados del petróleo y el azúcar, un producto clave en Sudán. Claramente, el Sudán también está en ebullición.
Arabia Saudita
Arabia Saudita es un país clave en la región, ya que es el mayor exportador mundial de petróleo. Los imperialistas están muy preocupados porque este «régimen amistoso» podría caer, poniendo así en peligro el suministro constante de petróleo tan esencial para el funcionamiento de la economía mundial.
La tasa oficial de desempleo se sitúa en el 10 por ciento y la inflación está aumentando. Los analistas occidentales y saudíes se reconfortan a sí mismos con el hecho de que Arabia Saudita tiene una inmensa riqueza petrolera y que puede usar esto para calmar la ira y la frustración. Puede aumentar los subsidios alimentarios, por ejemplo, sin demasiada dificultad. Arabia Saudí aprobó un presupuesto récord en diciembre y planea gastar $400 mil millones en los cinco años hasta 2013 para mejorar la infraestructura. No hay partidos políticos ni sindicatos. Las protestas y las huelgas son ilegales. No hay organizaciones estudiantiles, ni sindicatos ni partidos políticos y, sin embargo, el gobierno saudí ve con inquietud lo que sucede en Túnez y Egipto. Estos países también se suponía que eran estables e inmunes a la revolución.
El 31 de enero, Banq Saudi Fransi publicó un documento, Llamada de atención: el contagio de Egipto amenaza, pero es manejable. John Sfakianakis, economista Jefe del Banq Saudi Fransi, explicó que:
-
«Los saudíes tienen los medios para mantener las subvenciones, pero no están aislados de lo que está sucediendo en Egipto… Es una llamada de atención para todos en la región. Tienen que tener en cuenta que el desempleo y la creación de empleo debe ser una prioridad en Arabia Saudita».
El Financial Times del 5 de febrero, publicó un interesante comentario sobre el dilema que enfrenta la administración Obama en Arabia Saudita:
-
«[el gobierno de EE.UU.] debe hacerse a su vez la gran pregunta: ¿y si Arabia Saudí, el más grande exportador de petróleo del mundo, pero también una tierra donde la población joven no ha sentido los beneficios de la riqueza petrolera, fuera sacudido por disturbios similares?».
El mes pasado, de hecho, 200 profesores organizaron protestas frente al Ministerio de Educación exigiendo trabajo público. Tales protestas han estado en curso desde hace algún tiempo. La última fue el viernes cuando los manifestantes se reunieron en Jeddah para protestar contra la mala infraestructura y fueron detenidos. Los manifestantes, aparentemente, se manifestaron durante unos 15 minutos después de las oraciones del viernes en una calle principal de Jeddah antes de que las autoridades disolvieran la protesta y detuvieran a los participantes.
Tales protestas pequeñas están en curso y son una indicación de un malestar mucho más profundo que se siente en una parte mayor de la población. El mismo Sfakianakis, antes citado, señala que: «Ya no podemos dar por hecha la estabilidad en Medio Oriente… La gente en Oriente Medio ya no es paciente ni se calla más. Después de Túnez, pensábamos que nunca iba a pasar en Egipto, pero mira lo que pasó».
Lo que los analistas burgueses no entienden es que no es sólo la pobreza lo que conduce a la revolución. Es un factor importante, pero no el único. Egipto tiene muchos pobres, pero no es el país más pobre del mundo. Lo que provoca agitación revolucionaria es el paso de un período a otro, los vaivenes de la coyuntura económica, el desmantelamiento de las reformas concedidas en el pasado puede desatar poderosos movimientos.
Hay también otro factor. La riqueza en estos países se concentra en manos de unos pocos. Todos estos países han experimentado un crecimiento económico significativo. Egipto, por ejemplo, desde 2003 ha crecido a una tasa media anual del 5,5%. Pero ese crecimiento no se distribuye por igual. Así que tenemos un ejército de pobres frente a una pequeña élite de los muy ricos. Eso en sí mismo puede desencadenar acontecimientos revolucionarios.
Y luego está el odio creciente hacia estos regímenes corruptos y opresivos. No es casualidad que muchas mujeres hayan participado en los movimientos recientes en Arabia Saudita. Todo esto podría desencadenar un poderoso movimiento, incluso en lo que aparece como un régimen estable como Arabia Saudita.
Implicaciones para el imperialismo
Esta súbita explosión de revolución en el mundo árabe tiene serias implicaciones para el imperialismo. En la década de 1960 muchos de los países árabes giraron a la izquierda. Un buen ejemplo de esto fue Siria, cuya economía fue modelada sobre la economía de la Unión Soviética. Pero aun cuando el proceso no llegó a tales niveles, regímenes como el de Nasser en Egipto se estaban moviendo en la misma dirección. Gran parte de la economía fue nacionalizada y esto permitió el desarrollo de medidas de bienestar en salud, educación, subsidios a los alimentos, etc., todo lo cual proporcionó una vida mejor para las masas. Hasta el día de hoy, Nasser es recordado con cariño por muchos egipcios. También fue muy respetado en todos los países árabes, ya que fue visto como alguien que se levantó contra el imperialismo.
Sin embargo, desde finales de 1970 y principios de 1980 el proceso comenzó a ser rebobinado. En Egipto, el régimen bajo Sadat, el sucesor de Nasser, comenzó a moverse de nuevo bajo la esfera de la influencia del imperialismo de Estados Unidos. Sobre esta base, las privatizaciones estuvieron en el orden del día. Y en el ámbito internacional, Egipto, de ser un enemigo de Israel, pasó a firmar un acuerdo de paz que se ha mantenido desde entonces. Jordania también ha firmado tal acuerdo. En Túnez, cuando Ben Ali llegó al poder, el 80% de la economía estaba bajo control estatal. Después de 23 años Ben Ali había logrado desmantelar todo eso, con la privatización de zonas enteras de la economía y con ello la destrucción de muchas de las reformas del pasado. Un panorama similar se podía ver en el conjunto de Oriente Medio.
Ese proceso evolucionó en un período de 30 años. Y ahora vemos los resultados: la revolución en toda la región. Mubarak en Egipto y el rey Abdullah en Jordania son considerados los principales aliados de los Estados Unidos. Esta relación agradable, estable, está en peligro por el movimiento revolucionario de las masas. El problema es que poco pueden hacer al respecto. Ellos crearon las condiciones para la revolución y ahora deben sufrir las consecuencias.
Traduccion: El Militante (Argentina)
Puedes enviarnos tus comentarios y opiniones sobre este u otro artículo a: [email protected]
Para conocer más de la OCR, entra en este enlace
Si puedes hacer una donación para ayudarnos a mantener nuestra actividad pulsa aquí