El jueves 16 de marzo, por undécima vez en 10 meses, la primera ministra Élisabeth Borne invocó el artículo 49.3 de la Constitución francesa para forzar la odiada reforma de las pensiones de Macron sin una votación parlamentaria. Esto, sin embargo, no pasó desapercibido. En las horas posteriores al anuncio de la Primer Ministra, miles de personas se concentraron en la Plaza de la Concordia de París para denunciar la maniobra.

Casi dos meses después del inicio del movimiento contra la reforma de las pensiones de Macron, la clase trabajadora han vuelto a demostrar su determinación de lucha. El martes 7 de marzo, según los sindicatos, cerca de 3,5 millones de personas salieron a la calle en 300 concentraciones en todo el país. Se trata de la sexta jornada de movilizaciones desde el 19 de enero, con cifras récord.

La movilización contra la reforma de las pensiones en Francia entra en una fase decisiva. Todas las jornadas de acción desde el 19 de enero han confirmado la magnitud de la oposición a los ataques previstos por el gobierno de Macron contra las pensiones y, más allá, contra toda su política.

Se cumple el primer aniversario desde el inicio de la invasión militar rusa de Ucrania. La aventura del régimen de Putin, que fue concebida como una “operación especial” que daría lugar a un gran premio político al final, se convirtió en una guerra prolongada y agotadora que podría acabar cuestionando la continuidad del régimen.

Desde la noche del 28 de febrero, la sociedad griega vive conmocionada por el accidente ferroviario más mortífero de la historia del país, y uno de los peores de la historia europea y mundial. Este terrible accidente, resultado de la negligencia del gobierno y de los operadores ferroviarios privados, ha provocado una gran indignación y fuertes protestas, así como huelgas de los trabajadores ferroviarios y otros sectores.

En un discurso explosivo, Nicola Sturgeon anunció el pasado 15 de febrero su dimisión como Primera Ministra escocesa y líder del Partido Nacionalista Escocés (SNP). La dimisión de Sturgeon se produce en un momento en el que su partido y su Gobierno parecen cada vez más sin timón: golpeados por una letanía de fracasos y arranques en falso, y ahora enfrentados a un tormentoso periodo de huelgas, austeridad y crisis.