Haití: el terremoto desenmascara la ‘misión de paz’ de la ONU
Todos hemos quedados conmovidos con las noticias e imágenes que llegan desde Haití a partir del 12 de enero, cuando un fuerte terremoto destruyó la capital y varias ciudades del país. Las agencias de noticias internacionales ya hablan de 70 mil cuerpos quemados y enterrados en fosas comunes. Algunos analistas hablan de cifras de 100 mil muertos, otros de 200 mil y hay algunos que hablan de 500 mil muertos. Cerca de 3 millones de haitianos están sin hogar en este momento, ¡un tercio del país!
También llegan noticias de que «aumenta la violencia». Reporteros relatan que la población sobreviviente, hambrienta y sedienta, comienza a saquear establecimientos comerciales en busca de comida.
¨Los focos de violencia en las calles de Haití, aunque casos aislados, son un problema de seguridad que dificulta las tareas humanitarias en Haití¨, afirmaron hoy dos funcionarios de alto rango del Gobierno de los Estados Unidos. Tanto el teniente general del Ejército norteamericano y subcomandante del Comando Sur, P.K. Keen, como el administrador de la Agencia Americana para el Desarrollo Internacional (USAID), Rajiv Shah, hicieron esa advertencia en diversos programas dominicales de la televisión norteamericana. «Hay casos aislados, pero nos preocupan y tenemos que hacer frente a ese problema. Tenemos que establecer un ambiente seguro para poder tener éxito con nuestra misión de asistencia humanitaria«, dijo a «CNN» Keen, que coordina las actividades de las Fuerzas Armadas de los EEUU en los trabajos de rescate y reconstrucción. (EFE, 17/01/2010)
Pero, ¿por qué una semana después del terremoto los haitianos sobrevinientes están obligados a saquear almacenes en busca de la comida que, según menciona la prensa, está demorada en el Aeropuerto de Puerto Príncipe, además de medicamentos y agua que llegan de todas partes del mundo para las víctimas del terremoto? ¡La verdad es que la ayuda que llega, en gran parte, no está siendo distribuída a los desamparados!
Muchos damnificados se quejan de que no recibieron ninguna asistencia, a pesar de que el aeropuerto de Puerto Príncipe sufre verdaderos embotellamientos de aviones con cargas de comestibles y remedios. (…) «Sólo se que en tres días comí un plato de arroz que recibí de una vecina», contó Bobien Ebristout, que está en una barraca hecha con cuatro lonas en una colina polvorienta de Peguyville, donde el olor a excrementos inunda todos los ambientes. (EFE, 17/01/2010)
Las agencias de ayuda internacional, sin embargo, advierten que muchos haitianos sin hogar o heridos se están muriendo mientras los equipos tratan de superar el caos en la organización de la entrega. Algunos de ellos, dice el periódico británico «The Guardian», critican el excesivo control de los estadounidenses como parte del problema. Los médicos de la ONG Sin Fronteras dicen que la confusión sobre quién está dirigiendo el esfuerzo -si los norteamericanos o la ONU- está obstaculizando la entrega de suministros de primera necesidad a miles de personas. «La coordinación no existe o no está funcionando hasta ahora», dijo al diario Benoit Leduc, director de operaciones de la ONG en Puerto Príncipe. (Folha de Sao Paulo, 19/01/2010)
La gran cantidad de ayuda que llega a Haití demuestra que los pueblos de todo el mundo son solidarios. Esto desmiente los argumentos de aquellos que tratan de atribuir a la «naturaleza humana» la causa de la injusticia y la desigualdad en todo el planeta. La humanidad está pronta para la solidaridad y la cooperación. El obstáculo es el sistema de competencia entre los individuos, el sistema de la propiedad privada de los medios de producción: el capitalismo.
Y es por la subordinación al capital que las condiciones de vida en Haití ya eran tan baja antes del terremoto, lo que maximiza las consecuencias de los desastres naturales. Y es al servicio del capital que están las tropas de la ONU. Después de todo, en lugar de que los EEUU envíen 11 mil soldados más armados a Haití para «hacer frente al problema de la violencia» y «garantizar un entorno seguro», ¿no deberían las tropas de las Naciones Unidas estar comprometidas en la distribución de los suministros que llegan de otros países? Y en regiones donde el acceso es más difícil, ¿no deberían los propios soldados tomar la iniciativa y abrir los almacenes donde se halla la comida y distribuirla a los supervivientes?
El relato de un estudiante brasileño que estaba en Haití, antes, durante y después del terremoto, con un grupo de investigadores de antropología de la Universidad de Campinas (UNICAMP), no podría ser más claro:
¿Qué hicieron Brasil y las Naciones Unidas en seis años de ocupación en Haití? Las casas hechas de arena, la falta de hospitales, la falta de escuelas, la basura. ¿Algunos de estos problemas se resolvieron con la presencia de miles de soldados de todo el mundo?
La ONU gasta 500 millones de dólares al año para hacer de Haití un test de guerra. Ayer por la mañana estábamos en BRABATT, el principal batallón brasileño de la MINUSTAH. Cuando se le preguntó sobre el interés militar de Brasil en la ocupación de Haití, el coronel Bernardes no dudó: Haití, ciertamente sirve como un laboratorio (exactamente, laboratorio) de los militares brasileños para contener las rebeliones de las favelas cariocas. Lamentablemente, esto es lo mejor que podemos hacer por este país.
Hoy, 13 de enero, el pueblo haitiano se está preguntando más que nunca: ¿dónde está la MINUSTAH cuando necesitamos de ella?
Puedo responder a esta pregunta: la MINUSTAH está removiendo los escombros de los hoteles de lujo donde se hospedaban los ricos huéspedes extranjeros.
Lejos de mí estar en contra de cualquier medida en ese sentido, aunque seamos extranjeros y blancos, también podríamos necesitar el apoyo que pudiera provenir de la MINUSTAH.
La realidad, sin embargo, ya nos muestra el resultado de esta tragedia -el pueblo de Haití será el último en ser atendido, y si es posible. Lo que vimos en la ciudad hoy y lo que oímos de los haitianos es lo siguiente: estamos abandonados.
La policía haitiana, frágiles y pequeña, ya está cumpliendo su papel muy bien – proteger a los supermercados destruidos de un pueblo pobre y hambriento. Como de costumbre, poniendo a la propiedad antes que a la humanidad. (Haití: «Estamos abandonados», por Otávio Calegari Jorge)
¿Misión de paz o Dictadura Militar Extranjera?
La MINUSTAH (Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización de Haití), apellidada «Misión de Paz», comenzó después que el ejército de EEUU invadió el país en 2004 y secuestró al presidente electo por el pueblo haitiano en 2000. Jean Bertrand Aristide, actualmente exiliado en Sudáfrica, aún se ve impedido de regresar a Haití por los EEUU, a pesar de las manifestaciones masivas de cientos de miles de haitianos en las calles de Puerto Príncipe en los últimos años exigiendo su regreso.
Después del golpe militar de 2004 ejecutado por el ejército de EEUU, las tropas de la ONU – comandada por el general Floriano Peixoto Vieira Neto (de Brasil) e integradas por personal militar de 18 países – no son más que las tropas de ocupación para reprimir al pueblo haitiano impidiéndole organizarse, movilizar, tener voz, garantizando así la «paz» que las empresas estadounidenses, canadienses, dominicanas puedan explotar la mano de obra haitiana bajo un régimen de trabajo semi-esclavo.
La «estabilización» que la ONU pretende se da en respuesta a las fuertes movilizaciones populares que empujaban al gobierno de Aristide a romper con las directrices del Fondo Monetario Internacional y a satisfacer las necesidades de los trabajadores. Los haitianos se preguntan con razón: «¿Cómo la MINUSTAH puede ser una fuerza de estabilización en Haití si la ONU no está haciendo nada para poner fin a la pobreza de este país? ¿Cómo tendremos estabilidad en un país con hambre? «
Y no es la primera ni la segunda vez que la población de Puerto Príncipe, especialmente en sus áreas más pobres, como la llamada Cité Soleil, se ve obligado a saquear supermercados en busca de alimentos. Antes del terremoto, los haitianos ya estaban acostumbrados a enfrentar a otra fuerza de la naturaleza: los huracanes.
En los últimos años han sido decenas los huracanes que devastaron las principales ciudades de la isla, dejando a la población en una situación similar. Ahora las proporciones son mayores, porque el terremoto golpeó la capital, que es la región más poblada del país. Sin embargo, en ocasiones anteriores, las tropas de la ONU respondieron de la misma manera: defensa de la propiedad privada de los supermercados y almacenes y represión de la población hambrienta.
Además, también en los desastres causados por los huracanes, la «ayuda humanitaria» costó que llegara a los sobrevivientes. En 2004, Gonaives, la principal ciudad del norte, afectada por el huracán Jeanne, fue sepultada por un torrente de lodo 3 metros de altura: ¡casi 3 mil muertos! Esto ocurrió poco después de la ocupación militar de las Naciones Unidas. El gobierno interino de ese momento rompió todos los récords de corrupción: los sobrevivientes – que habían perdido todas sus posesiones – tuvieron que pagar (!) por la tarjeta de identidad que les daba derecho a recibir ayuda a las personas sin hogar. Muchas organizaciones no gubernamentales recibieron grandes sumas de dinero de la ayuda humanitaria internacional, pero nadie sabe dónde fue a parar ese dinero, como podemos ver en el relato del haitiano Wadner Pierre para el portal HaitiAnalysis.com de Sep/2008 en ocasión de otros 4 huracanes que azotaron la isla:
El huracán Jeanne devastó Haití en 2004, ocho meses después del golpe de Estado que derrocó a Jean-Bertrand Aristide. Gérard Latortue [Primer Ministro del gobierno provisional], la cabeza de la dictadura de las Naciones Unidas y natural de Gonaives, recibió dinero de todo el mundo para ayudar a reconstruir la ciudad. Por desgracia, las víctimas han recibido pocos beneficios de ese dinero. Gonaives se encuentra por debajo del nivel del mar, pero nunca se construyeron diques, incluso muchos caminos nunca han sido reparados. Los pocos resultados obtenidos con el dinero de la ayuda internacional sólo confirman que, en Gonaives, los amigos de Latortue y las organizaciones no gubernamentales corruptas, simplemente se embolsaron el dinero. (…) El Presidente René Préval, un nativo del estado de Artibonite [donde Gonaives es la capital], instó a la comunidad internacional a ayudar. El alboroto sobre su última candidatura como primer ministro finalizó. El Senado aprobó a Michele Duvivier Pierre-Louis como primera ministro. Las ayudas financieras llegarán. La cuestión es quién se beneficiará de ella. El pueblo de Gonaives está comprensiblemente pesimista después de la experiencia con el huracán Jeanne.
Pero no es sólo cuando hay un desastre natural que el pueblo haitiano necesita ayuda. El hambre es una constante en el país más pobre de las Américas. Veamos lo que hemos dicho en un artículo en 2008:
¿Quién no se impresionó al ver las imágenes en la televisión de las galletas de barro que los haitianos comen? Cuando no hay comida ¡los haitianos hacen como las plantas, que extraen los nutrientes directamente de la tierra! No es difícil encontrar a alguien en Haití, que tenga un hijo en su familia que ha muerto de hambre. Más del 80% de la población vive por debajo de la llamada «línea de pobreza». Y todo puede ser mucho peor! Con la crisis mundial de los precios de los alimentos, el pasado abril, la bolsa de 23 kg de arroz aumentó de 35 a $ 70 en Haití, mientras que el maíz, frijoles y aceite para cocinar aumentaron el 40%. Esto provocó protestas masivas, el saqueo de los almacenes de alimentos y barricadas con neumáticos quemados en las calles. Las tropas de las Naciones Unidas reprimieron a los manifestantes hambrientos con armas de fuego. Actualmente, el 80% del arroz consumido en Haití se compra a los EE.UU. con altos impuestos de importación. (¡Alto a la masacre en Haití! Por Caio Dezorzi)
Por supuesto que con una catástrofe como la causada por el terremoto las cosas empeoraron aún más. Informes de la Cruz Roja indican que 6 días después del terremoto del precio del pan se ha duplicado en Haití y que «la búsqueda de cuerpos parece haber terminado, ya que las personas buscan entre las ruinas cualquier cosa que podría ser útil o comida.»
Por otra parte, la situación que se arrastra desde antes del terremoto podría ser clasificada como catastrófica. ¡Y las tropas de las Naciones Unidas sirven para mantener esta situación!
Según el asesor de la Asociación de Abogados de Brasil (OAB-RJ), Aderson Bussinger Carvalho, la ocupación militar internacional bajo el mando de Brasil «tiene interés de explotar la mano de obra haitiana a través de zonas francas.» Según el sindicalista haitiano Raphael Dukens, «en las zonas de libre comercio, a los sindicatos se les impide que actúen por medio de las tropas de la ONU y los trabajadores no pueden organizarse en el lugar de trabajo.» Los días de trabajo a menudo superan las 12 horas y los salarios en general no pasan de u$s 120 mensuales. Empresas de capital norteamericano, canadiense y dominicano hacen su fiesta. Los sindicatos haitianos denuncian el aumento de las maquiladoras en el país. Las empresas brasileñas están interesadas en la creación de unidades en Haití para exportar sus productos a los Estados Unidos. Esto explica la delegación de empresarios que el presidente Lula lleva a Haití en sus visitas. Entretanto, los obreros fabriles sólo suman apenas el 3% de los trabajadores activos de Haití. La gran mayoría están en el sector informal y trabajando en el campo, donde la precarización del empleo es aún peor. A menudo hay muertes en el campo por el exceso de trabajo.
¿Aún quedan dudas en cuanto a qué intereses sirve la «Misión de Paz» de la ONU? Para aquellos que todavía piensan que la ONU quiere lo mejor para el pueblo haitiano, le sugerimos ver el vídeo producido por el Proyecto de Información de Haití en 2007, que muestra la acción asesina de la MINUSTAH contra los pobres de Cité Soleil.
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El video no deja dudas. Las declaraciones de los haitianos y de los periodistas presentes en Haití son contundentes. Desde los grandes medios de comunicación se considera como acciones ¨pacificadoras¨ a las de la ONU por el mantenimiento de la paz. Según Reuters, «La pacificación de Cité Soleil es una de las pocas victorias del Presidente René Préval desde que asumió el cargo en 2006» (Reuters, 17/01/2010).
Para que no queden más dudas, veamos lo que dijo en una entrevista en 2009 el Director del Comité Democrático de Haití, Henry Boisrolin, al portal argentino Resumen Latinoamericano:
El accionar de las tropas de las Naciones Unidas es algo que indigna a cualquier ser humano con un poquito de sensibilidad. En un país donde hay un 70% de su población activa que no tiene trabajo, donde tenemos una tasa de mortalidad infantil superior al 80 por mil y una tasa de analfabetismo, en el campo, que supera el 70% y en las ciudades el 50%, o donde se da una esperanza de vida que no supera los 50 años. Estamos hablando de un país con sus estructuras económicas destruidas, donde el 60% del presupuesto haitiano proviene de la ayuda internacional y de las remesas que envían los haitianos que trabajan fuera. Por todo ello, plantear que hay que ir con tanques, aviones y helicópteros para resolver eso, es totalmente falso y cruel.
¿Qué han hecho estos «salvadores»? Han violado a niñas y mujeres haitianas, han golpeado y torturado a nuestros jóvenes. No lo decimos nosotros, sino que una propia investigación de la ONU confirmó esos hechos, y lo único que se hizo fue sacar a algunos soldados y mandarlos a su casa, porque según el Convenio de la Resolución 545, que permitió la entrada de las tropas el 1º de junio del 2004, Haití no tiene derecho de juzgar a ningún militar extranjero, por más que haya cometido crímenes de lesa humanidad. Más sometimiento que eso, no puede existir.
(…)Hay que ver, por ejemplo, en Puerto Príncipe, en algunos de los barrios más acomodados, como a la noche (porque no hay prácticamente vida nocturna en Haití, no hay luz, ni los servicios que se pueden encontrar en otros países) se ve un continuo desfile de autos de las Naciones Unidas, al frente de los mejores bares y restaurantes, gastando muchos dólares, y afuera el pueblo durmiendo en las calles.
(…)Esto llama a la reflexión, porque hemos escuchado a algunos gobiernos, cuando pasan los huracanes o suceden otros acontecimientos climáticos, decir que las tropas están allí precisamente para ayudarnos en los malos momentos. Pero eso no es lo determinante ni mucho menos. La ocupación de Haití es un nuevo esquema para doblegar a la rebelión popular en un país donde las clases dominantes no tienen posibilidad alguna de ganar las elecciones de manera limpia. Entonces, hace falta imponer, por la fuerza de las armas una estrategia de dominación. Ese es el verdadero rol de los ocupantes. Y para quienes dicen que «mejor esas tropas en vez de las de EEUU», nosotros decimos que es todo lo contrario. De la otra forma hubiéramos tenido enfrente al enemigo de manera más clara. En cambio, ver a hermanos latinoamericanos enviados por gobiernos que tendrían que tener otro tipo de comportamiento frente al drama haitiano, es durísimo. Yo estuve en barrios populares muy castigados por estas tropas, y escuché lo que dice el corazón de esa gente. La indignación con que cuentan cómo bombardean en horas de la madrugada para sacar supuestos bandidos de estos barrios. O cuando los soldados entran en tropel y patean las puertas, arrastrando fuera a los aterrorizados pobladores. Por eso no hay lugar a más mentiras: se trata de una ocupación lisa y llana de la República de Haití, y en la medida que esta situación siga, habrá más resistencia.
Pero los que tratan de resistir, organizar manifestaciones contra la ocupación militar inmediatamente son criminalizados, etiquetados como traficantes de drogas, contrabandistas, secuestradores, son perseguidos, encarcelados, torturados y desaparecidos, como un auténtico régimen fascista. Al igual que en Brasil, la policía trata a los habitantes de barrios y comunidades más pobres siempre como sospechosos. Veamos lo que dijo en una conferencia de prensa un enviado especial de la ONU:
Hay muchos sectores a los que no les gusta nuestra presencia allí. Eso es cierto y nos tienen una enorme antipatía. Los he identificando como involucrados en el tráfico de drogas, aquellos se benefician de la impunidad, el desorden, la falta de Estado, la falta de instituciones, que se benefician del contrabando… (Edmond Mulet, enviado especial de la ONU a Haití, Ene/2007).
Ayuda humanitaria
Henry Boisrolin, Director del Comité Democrático Haitiano, deja claro en una entrevista de 2009, cual es la ayuda que necesitan los haitianos:
Pedimos la solidaridad para que los gobiernos de América Latina entiendan que este no es el camino, que Haití no necesita tropas. Lo que necesitamos es el tipo de ayuda que dan Cuba y Venezuela, este es el modelo válido de ayuda, de humanidad, del respeto a nuestra independencia y soberanía
Mientras que el gobierno de EE.UU. anunciaba el envío de otros 10 mil soldados armados a Haití, dos días después del terremoto, Fidel Castro explicó que los 400 médicos cubanos enviados al día siguiente del terremoto ya estaban salvando vidas en muchas ciudades de Haití. Los primeros aviones en llegar con medicinas, alimentos, médicos y bomberos fueron los venezolanos
Pero hoy, 19/01 el Consejo de Seguridad de la ONU decidió enviar 3.500 soldados de la MINUSTAH! Para qué sirve esta decisión? Para qué enviar soldados armados a un lugar donde se necesitan médicos, alimentos, agua, ingenieros, maestros?!
Las ONU hizo un llamamiento a los gobiernos de todo el mundo pidiendo que contribuyesen a reunir una cantidad de 575 millones dólares para ayudar a Haití tras el terremoto. La ONU ha anunciado que ha recaudado el 19% de eso, es decir, 110 millones dólares!
Aquí es donde todas las máscaras caen de los capitalistas y los defensores de este sistema podrido. Todos vimos el desarrollo de la crisis mundial: en unos pocos meses, los gobiernos capitalistas y sus bancos centrales han donado a un puñado de banqueros de más de 15 billones de dólares de dinero público! Con ese dinero sería posible alimentar para siempre a miles de países como Haití. Y para qué necesitamos a las ONG? Para desviar el dinero como lo hicieron en Haití en 2004?! Hay dinero y recursos para toda la población de la Tierra!
Para salvar a un puñado de banqueros: billones de dólares! Para librar del hambre a casi mil millones de seres humanos en el planeta: miles de ONG! Y para el pueblo de un país destruido por un terremoto: más tropas! Este es el sistema actual, que no permite ningún futuro para la humanidad.
Y todos ellos lloran. Frente a las imágenes de televisión lloran por los miles de haitianos, cuyas vidas fueron tomadas por el terremoto. Y los soldados fuertemente armados con rifles de alto calibre, tanques y helicópteros que ellos enviaron para «pacificar» a los haitianos, ahora se travisten de héroes y salvadores. Pero es por poco tiempo. Pronto estarán pisoteando con sus botas las cabezas de los haitianos de nuevo. Porque tienen miedo de otro tipo de terremoto. Un terremoto social que sacudió a Haití hace más de 200 años. La única rebelión exitosa de esclavos desde la Antigüedad Clásica, que dio nacimiento a la primera República Negra del mundo! Y cada vez que sienten un pequeño temblor, un pequeño signo de aquel terremoto, ellos se desesperan y aumentan el número de tropas. Y envían balas! Pero la historia es más fuerte! Este terremoto va a ser implacable. Dejará al capitalismo con su crisis, impuestos, precios, ONG, leyes, tasas de beneficio, tropas pacificadoras, maquiladoras, lmultinacionales bancos, todo bajo escombros.
La lucha continúa: Fuera las tropas de Haití!
Para hacer frente a todos los problemas de Haití es necesario planificar la economía, socializar la propiedad de los medios de producción y establecer la democracia de los consejos de obreros y campesinos. Con el socialismo mundial podremos planificar la producción y distribución de todo, de tal forma que todos puedan vivir sin que ninguna necesidad deje de ser atendida. Para acabar con el Estado y establecer una sociedad sin clases: el comunismo! El hambre se convertirá en un tema de los libros de historia. No habrá más guerras ni explotación.
Pero para llegar ahí tiene que empezar a luchar. Y para luchar es necesario organizarnos nosotros mismos. En Haití, para la organización y lucha de los trabajadores es mínimamente necesario restablecer los derechos democráticos. Es urgente el fin de la dictadura militar instalada por la ONU!
Además de toda la ayuda posible a los supervivientes del terremoto, es urgente que en todos los países desarrollemos una fuerte campaña para poner fin a la ocupación militar de Haití, por la retirada inmediata de las tropas de la ONU y EE.UU.!
Debemos exigir:
- La ayuda humanitaria debe ser con médicos, profesores e infraestructura! Basta de tropas militares!
- Por el derecho a la autodeterminación del pueblo haitiano! Que los haitianos tengan la libertad de organizarse y manifestar! Que puedan luchar por mejoras y por decidir su propio futuro!
- El Presidente Aristide debe tener la libertad de retornar a Haití!
- Basta de asesinatos, abusos sexuales y masacres de los pobres por parte de las tropas de la ONU y de la Policía Nacional!
- Libertad a los presos políticos. Basta de detenciones ilegales y torturas en Haití!
- Los ejecutores del golpe y las masacres de pobres deben ser castigados! Las víctimas deben ser indemnizadas!
- ¡Que Brasil y Argentina retiren las tropas inmediatamente!
Fuente: Corriente Socialista El Militante (Argentina)
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