Francia: el fiasco de la NUPES y la necesidad de una alternativa revolucionaria
La crisis de la NUPES -esta «unión» de FI (Francia Insumisa), el PS (Partido Socialista), los Verdes y el PCF (Partido Comunista Francés) – toma cada vez más forma de vodevil: gritos, declamaciones, puertas que se abren, se cierran, se abren de nuevo, etc. Los espectadores se llenan de aburrimiento mezclado con irritación y, poco a poco, la sala se queda vacía.
Lanzada antes de las elecciones legislativas de junio de 2022, la NUPES [Nueva Unidad Popular Ecológica y Social] ha estado desgarrada por divisiones que se anuncian públicamente. Seamos más precisos: los dirigentes del PS, de los Verdes y del PCF han atacado sistemáticamente a Mélenchon y a sus camaradas – desde la derecha-.
Tanto antes como después del asesinato de Nahel por un policía, en julio pasado, reprocharon vivamente a Mélenchon por afirmar que… «la policía mata». Unos meses antes, los mismos criticaron a los líderes de la FI por organizar una gran manifestación política contra la reforma de las pensiones, lo que, al parecer, fue irrespetuoso con las burocracias sindicales que prepararon cuidadosamente la derrota del movimiento.
Hoy, mientras los habitantes de Gaza están hambrientos y atrapados bajo bombardeo israelí sin piedad, los líderes del PS, los Verdes y el PCF exigen, junto con la derecha y la extrema derecha, que cualquier toma de posición sobre esta masacre comience con lo que es absolutamente esencial para ellos: la solemne caracterización de Hamas como una «organización terrorista». Mélenchon correctamente se negó y ahora es puesto en la picota por sus «socios» de la NUPES.
“Ya basta”, proclaman Olivier Faure (PS), Marine Tondelier (Verdes) y Fabien Roussel (PCF): estas personas impregnadas de grandes principios no transigen con la caracterización de Hamas. El primero reunió a la dirección del PS para votar una «moratoria» sobre su participación en la NUPES. La segunda fustigó al «pseudo líder [de la FI] que se pasa el tiempo provocando a todo el mundo con tuits intempestivos». El tercero hizo que el Consejo Nacional del PCF adoptara una resolución que calificaba a la NUPES de «callejón sin salida» y llamaba a un «nuevo tipo de unión» de la izquierda.
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El verdadero equilibrio de fuerzas
Desde el pasado 7 de octubre, la crisis de la NUPES ha cruzado un nuevo umbral. ¿Significa esto que se derrumbará en el futuro cercano? Esta es solo una posibilidad, porque los líderes del PS, los Verdes y el PCF no solo tienen grandes principios; también tienen intereses burocráticos que defender. En este caso, saben bien que si mañana se celebraran elecciones legislativas anticipadas, no tendrían prácticamente ninguna posibilidad de conservar sus respectivos grupos parlamentarios sin una alianza electoral formal, a nivel nacional, con la actual dirección de la FI.
Recordemos que en las elecciones presidenciales de abril de 2022, la FI obtuvo el 22% de los votos, los Verdes el 4,6%, el PCF el 2,3% y el PS el 1,7%. En otras palabras, sin la NUPES y su acuerdo electoral en las elecciones legislativas, los Verdes, el PCF y el PS habrían sido derrotados, lo que, en nuestra opinión, no habría sido una pérdida para la clase obrera. Pero en cambio, hoy todos disponen de un grupo parlamentario, gracias a la NUPES. Por cierto, la dirección del PCF se burla del mundo, una vez más, cuando vota una resolución que declara que «la NUPES (…) se constituyó para las elecciones legislativas bajo la voluntad hegemónica de FI». Sin la llamada «hegemonía» de la FI, el PCF tendría menos diputados en la Asamblea Nacional, hoy, y tal vez ninguno.
En nuestras Perspectivas para Francia 2023, publicadas en junio, escribimos: «Teniendo en cuenta la correlación de fuerzas internas de la izquierda, los dirigentes [del PS, de los Verdes y del PCF] tienen todo el interés en mantener la NUPES como marco de futuras alianzas electorales, esforzándose al mismo tiempo por debilitar la FI en beneficio propio. » Añadimos: «Podemos dudar de que lo consigan, dadas sus respectivas líneas políticas. La moderación programática extrema de los dirigentes del PS y de los Verdes no puede causar mucho entusiasmo en un electorado que no deja de polarizarse, políticamente, bajo el impacto de la crisis del capitalismo. (…) En cuanto a la dirección del PCF, ahora está firmemente en manos de Fabien Roussel, que hasta ahora no ha orientado su partido hacia la izquierda, sino que, por el contrario, le ha infligido escandalosos giros hacia la derecha «.
Los últimos cinco meses han confirmado esta dinámica. Sobre Palestina, como sobre todos los demás temas, las críticas con las que el PS, los Verdes y el PCF abruman a la dirección de la FI provienen de su derecha. Es cierto que estas críticas encuentran un eco entusiasta en los platós de CNews, BFM y LCI, pero generan mucho menos eco entre los millones de jóvenes y trabajadores que se orientan hacia la izquierda. Al final, nada de esto refuerza el potencial electoral de los tres partidos que constituyen el ala derecha de la NUPES. Es por eso que no tienen prisa por romper formalmente la alianza: conscientes de su debilidad, se contentan con una «moratoria», tuits despiadados y un llamamiento abstracto, sin consecuencias prácticas, a un «nuevo tipo de unión».
Dejándose llevar por el tsunami de propaganda burguesa desencadenado por el ataque de Hamas el 7 de octubre, pensaron que habían encontrado la oportunidad soñada de desacreditar a Mélenchon para su propio beneficio. En vano: el destino de los habitantes de Gaza, que están siendo masacrados por el ejército israelí, y no por Hamas, que sepamos, socava el alcance de sus hipócritas «principios».
La crisis de la Francia Insumisa
¿Podría la dirección de la FI tomar ella misma la iniciativa de romper la NUPES? Es posible. Desde el punto de vista de la popularidad de la FI entre los elementos más radicalizados de la juventud y los trabajadores, esto sería incluso positivo, ya que a sus ojos esta alianza con el ala derecha del reformismo desacredita el movimiento de Jean-Luc Mélenchon. Es lo que ya explicamos en mayo de 2022: “la NUPES es un obstáculo para el avance de la FI entre los millones de trabajadores, desempleados y pobres que, tras las traiciones de la ‘vieja izquierda’, se abstienen o votan por el RN.» Dieciocho meses después, sigue siendo así.
En este sentido, la formación de la NUPES marcó un giro a la derecha de la FI. Es cierto que ésta constituye el ala izquierda de la NUPES, pero es esta alianza en sí misma la que va a contracorriente del proceso de polarización política en marcha en el país, en un contexto de crisis orgánica del capitalismo. Resultado: la FI no progresa más que el ala derecha de la NUPES. Y así, la crisis de la NUPES, lógicamente, se replica con una crisis cada vez más clara de la propia FI.
Como siempre, Mélenchon minimiza -oficialmente- las divergencias que se expresan en la cúpula de su organización. Reduce las críticas formuladas por los diputados Raquel Garrido, Alexis Corbière, Clémentine Autain y François Ruffin a un «ruido de fondo» producido por el habitual «cuarterón de «descontentos eternos»”. Los militantes y simpatizantes de la FI no deben contentarse con una interpretación tan superficial. Cualesquiera que sean las divergencias que puedan existir dentro del “cuarteron”, el hecho es que emerge como un ala derecha de la FI. Por lo tanto, los líderes del PS, los Verdes y el PCF tienen todo el interés en tenderle la mano con la esperanza de marginar a Mélenchon, y eso es lo que hacen. En el «cuarterón», François Ruffin asume muy abiertamente su orientación derechista en los planos programático y estratégico. Sin embargo, al mismo tiempo, no surge ninguna oposición de izquierda en la cúpula de la FI, ni en su base, que, por cierto, no es consultada y no tiene medios formales para controlar a sus dirigentes.
¡Construir la alternativa revolucionaria!
Esta es la dinámica actual de NUPES y la FI. Su orientación es clara: hacia la derecha. Inevitablemente, esto beneficia a la Agrupación Nacional de Le Pen, que se esfuerza por aprovechar el creciente descrédito de la NUPES en las capas más explotadas y oprimidas de la población.
Dicho esto, es demasiado pronto para enterrar a la izquierda reformista. La lucha interna en la FI no ha hecho más que empezar, y no es seguro que gane el ala derecha. En general, la radicalización política de millones de jóvenes y trabajadores seguirá favoreciendo objetivamente al ala izquierda del reformismo. Sin embargo, los líderes del ala izquierda son incapaces de romper con los del ala derecha, que a su vez están orgánicamente vinculados a la burguesía. Este es, en el fondo, el significado general de la NUPES.
Revolución no tiene nada que ver con las organizaciones sectarias que tiran todas las tendencias reformistas en el mismo saco. En su Programa de Transición (1938), León Trotsky criticaba a los «grupos sectarios» que «permanecen indiferentes a la lucha que se desarrolla en el seno de las organizaciones reformistas – ¡como si se pudiera conquistar a las masas sin intervenir en esta lucha!” Ahora bien, esta lucha en el futuro adquirirá un carácter extremadamente vivo.
Sin embargo, para poder intervenir en esta lucha de manera decisiva, los comunistas revolucionarios deben ser lo suficientemente fuertes, numerosos y organizados. Es todo lo que está en juego en el periodo inmediato. Por eso Revolución, como todas las secciones de la Corriente Marxista Internacional, se dirige directamente al creciente número de jóvenes y trabajadores que, bajo el impacto de la crisis, sacan conclusiones mucho más radicales que el “populismo de izquierda” de Mélenchon, conclusiones comunistas. En lo inmediato, es en esta capa de la juventud y del trabajo asalariado donde vamos a construir las fuerzas del marxismo revolucionario.
El enorme éxito de nuestra “campaña comunista”, a nivel internacional, es una clara muestra de ello. Y esto no es más que el principio. En los próximos años, nuestra Internacional comunista, revolucionaria, emergerá como un punto de referencia a los ojos de millones de jóvenes y trabajadores radicalizados. Sobre la base de las ideas, el programa y los métodos del marxismo, eventualmente podremos disputar a los reformistas la dirección del movimiento obrero y, por lo tanto, poner a la orden del día el derrocamiento del sistema capitalista. Este es nuestro rumbo. No lo cambiaremos. Y llamamos a todos aquellos que comparten este objetivo a unirse a nuestras filas.
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