Entrevista a Alfonso Armesto, Secretario General de la UJCE: “El proyecto del comunismo es el proyecto del proletariado como clase internacional”

Ofrecemos a nuestros lectores esta entrevista a Alfonso Armesto, secretario general de la Juventud Comunista (UJCE), cuya dirección ha sido expulsada recientemente por la dirección del PCE. En ella, el compañero Armesto explica las razones de esta expulsión, su crítica al proyecto socialdemócrata e interclasista del PCE, la necesidad de reconstruir un partido comunista a escala estatal e internacional sobre la base de la independencia política del proletariado, y la preparación del próximo congreso extraordinario de la UJCE donde, además de abordar sus próximas tareas, van a realizar un balance crítico de la historia pasada del PCE y del movimiento comunista internacional.

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  1. A comienzos de junio, la mayoría del Comité Central del PCE decidió la expulsión de la dirección de la UJCE. Para muchos militantes de izquierdas que no están familiarizados con los debates que habéis mantenido dentro del partido, esto resultó llamativo. ¿Cómo se ha llegado a esta situación? ¿Puedes resumir los principales puntos de diferencia que habéis mantenido con la dirección del PCE y que han conducido a este desenlace?

El principal eje de confrontación es que desde hace unos años la Juventud Comunista inicia un proceso de autocrítica, anteriormente menos explícito, pero que va dando algunos avances políticos considerables que rompen con algunos de los elementos que hasta entonces eran fundamentos, ni más ni menos que de estrategia, táctica, modelo de organización, etcétera. Durante el último año se hace más explícito como tarea completa e integral la necesidad de hacer una autocrítica al respecto del papel que han jugado históricamente la UJCE y el PCE, y, sobre todo, poner encima de la mesa la necesidad de reconstruir el Partido Comunista como herramienta fundamental para la revolución, más allá de lo que puede ser la reconstrucción únicamente organizativa de lo que es hoy el Partido Comunista de España.

El principio de crítica y autocrítica tiene que ser un eje rector en nuestra práctica política a la hora de discutir todo lo que hemos hecho hasta ahora y todo lo que estamos haciendo, y pensar que, en última instancia, son tareas para la reconstrucción del partido comunista y no para el desarrollo de una organización que ya está acabada. Esto entra en completa disonancia con el PCE, debido a que el PCE, a raíz del XXI Congreso, quiere acallar este eje de crítica o autocrítica que sitúa en el centro la necesidad de reconstruir el Partido Comunista, ya que todas las connotaciones que tiene hablar de “reconstrucción del Partido Comunista” suponen una amenaza para la actual dirección del PCE. Por este motivo, conforme se acerca este XXI Congreso, en el que nosotras hacíamos una autocrítica cada vez más explícita y el cuerpo burocrático del PCE tiene que revalidar sus posiciones dentro del aparato, el grado de represión hacia estas tesis de la Juventud Comunista era cada vez mayor. Por lo tanto, para nosotros lo fundamental es entender que lo que se ha visto durante los últimos meses son las limitaciones que puede llegar a tener un cuerpo de militancia dentro del PCE que propugne la necesidad de reconstruir el partido comunista y recomponer el Comunismo como proyecto histórico en lo general, ya que la propia estructura del PCE, como estructura de encuadramiento y dirección burocrática, lo va a percibir siempre como una amenaza para su reproducción como partido integrado en el sistema de partidos del Estado.

  1. Hemos visto que diferentes excompañeros de la UJCE, incluso exdirigentes, ya integrados en el PCE, han defendido una y otra línea. Decías que este debate no ha comenzado con tu llegada al cargo el pasado año, sino que ya venía dándose desde hace algunos años. ¿Existía entonces desde hace tiempo esa discrepancia dentro de las UJCE?

Dentro de lo que es el conflicto dentro del PCE, podríamos decir que existen, por un lado, una vertiente oficialista que vendría a ser la de la actual dirección, de un signo exacerbadamente oportunista ya que en última instancia lo que propone es ningún tipo de límite o de coto a priorizar reproducirse dentro de la gestión capitalista como PCE, a cualquier costo. Y hay otra rama dentro del PCE, que viene a decir que participar dentro de la gestión capitalista, en todo caso, tiene que estar mediado por el principio de acumulación de fuerzas, que nosotros consideramos que es un principio estratégico típicamente socialdemócrata, mediado por una estrategia interclasista y una demanda al Estado que a nuestro juicio tampoco es la propia de una organización revolucionaria.

UJCE_maniRespondiendo a la pregunta, tenemos algún exdirigente que no es que defienda el oficialismo, sino que ahora se posiciona en esa segunda línea que nosotras seguimos caracterizando de igualmente socialdemócrata. Ahora bien, yendo al centro de la pregunta, es importante entender que, hasta hace un año, es cierto que ha habido determinados avances de la UJCE que no se venían haciendo como una reflexión de la totalidad de lo que venía siendo el proyecto de reconstrucción previo de la UJCE, sino que se hacían como aprendizajes parciales. Por poner un ejemplo, en relación al papel de los comunistas en la institución, se podían ir dando avances en torno a comprender que la institucionalidad capitalista no es neutral, sino que es, en general, la forma política del capital y, por lo tanto, la intervención de los comunistas tiene que estar mediada por una estrategia que entienda esta institución como la organización política de la dominación capitalista y no como un campo de batalla más. Este aprendizaje, aunque quizá en términos teóricos no tan avanzado en determinados momentos, se va dando progresiva pero parcialmente, sin llegar, en un momento, a un punto de inflexión en el que hiciéramos una especie de retrospectiva total de lo que habíamos hecho hasta entonces, de los que era nuestro proyecto político y organizativo y, como consecuencia, abrir una serie de debates que se dieran como autocrítica integral tal y como hemos comentado antes.

Entonces hay que entender que en los años anteriores se dan avances que posibilitan que durante este último año se hayan abierto una serie de debates que ya se den como debates integrados en un proceso de autocrítica general, y no desde un punto de vista parcial. Porque ya digo que la autocrítica general, lo que viene a poner encima de la mesa es que la reconstrucción del Partido Comunista no es una reconstrucción eminentemente organizativa dentro del PCE, sino que es el resultado o plasmación organizativa, si se quiere, de un proceso de recomposición del proyecto comunista y, por lo tanto, necesaria rearticulación de la independencia política del proletariado, no sólo a nivel de Estado nacional, o estatal en este caso, sino internacional.

Desde esta perspectiva es desde la que se articula una autocrítica total, que primero mira a nuestro proyecto estratégico anterior, de la III República como vía hacia el socialismo, mira también a cómo planteábamos la táctica que se despliega de esa estrategia, basado en el poder popular, que eso albergaba una serie de connotaciones en cuanto a las alianzas de clase, interclasistas evidentemente, y la concepción de un sujeto pueblo que sustituiría al proletariado; y, por último, cómo pensábamos la reconstrucción del Partido Comunista, que era únicamente como una reproducción mejorada en términos burocráticos del PCE ya existente y no como el resultado de esa rearticulación de la independencia política del proletariado en términos organizativos.

  1. Al hilo de estas diferencias, hace unos meses publicasteis una declaración en la que criticabais la manera en que la dirección del PCE defiende la consigna de la República, desvinculándola de la lucha por el socialismo. En este sentido, ¿cómo valoráis la posición de la dirección del PCE durante la Guerra Civil y la Transición, cuando desvincularon la lucha por la República y las libertades democráticas de la lucha por el socialismo, haciendo de las primeras un fin en sí mismo?

Este va a ser un eje de debate que vamos a abordar en el Congreso Extraordinario. Como ya anunciamos en esa publicación, el Congreso Extraordinario, en tanto que espacio de debate para desarrollar esta autocrítica general, evidentemente, acoge también la estrategia; y también una autocrítica al respecto del desarrollo estratégico del PCE durante toda su historia. Es decir, por primera vez, la organización se va a dotar de un bagaje de desarrollo político y organizativo del PCE, y en general del movimiento comunista a nivel internacional, del que hasta ahora no nos habíamos dotado. No puedo responder tanto a la pregunta en contenido, porque sí que es cierto que queremos dejar que las conclusiones en cuanto al contenido concreto de esta autocrítica sean desarrolladas por el conjunto de la militancia en el Congreso. Lo que sí que puedo decir es que nos parece muy importante partir de un balance crítico, en última instancia, no sólo de la historia de nuestro partido, volviendo a encerrar únicamente las tareas de la recomposición del comunismo en torno a unas siglas concretas, sino a un aprendizaje político en torno al ciclo revolucionario pasado. Balance al que hasta ahora habíamos negado, precisamente por pensar que la recomposición del comunismo, en todo caso, si en algún momento se pensaba así, vendría dada únicamente por el aprendizaje parcial a lo interno, únicamente de la UJCE, como escuela del PCE considerado único destacamento comunista válido, como gran destacamento histórico del movimiento comunista; y es una noción con la que rompemos hoy, pensando, como ya he dicho antes, la reconstrucción del Partido Comunista en términos mucho más generales y que no concierne sólo, o no tiene por qué estar constreñido en los límites organizativos de lo que es hoy el PCE y la UJCE.

  1. Nosotros entendemos que la existencia de diferencias políticas dentro de una organización comunista no necesariamente debe llevar a expulsiones ni escisiones. ¿En algún momento propusisteis llevar este debate al seno de la organización del PCE? ¿Creéis que había miedo en la dirección del PCE a llevar este debate al seno de la organización?

Claro. Tal y como se concibe hasta hoy el proyecto de reconstrucción del partido comunista, utilizando para ello el PCE como destacamento, nosotras, todas las tesis que vamos elaborando son una tesis que queremos llevar al partido para que vayan avanzando y para que, poco a poco, más militancia las vaya suscribiendo. ¿Cuál era el problema que teníamos hasta ahora al proyectar el proceso de reconstrucción comunista a través del PCE? Que considerábamos que no había mediación ninguna entre esa traslación de nuestras tesis políticas y su asimilación por parte de la militancia del PCE. Es decir, considerábamos que la simple portación de unas tesis más avanzadas por parte de la UJCE a la militancia del PCE, y en última instancia a la estructura del PCE, llevaba un proceso lineal de avance político y que, por lo tanto, un día, la UJCE, lo único que tenía que hacer era seguir teniendo aprendizajes parciales para ir incorporándolos poco a poco al PCE y que un día el PCE se levantara como partido comunista reconstruido.

¿Cuál es el problema de esto? Que no nos habíamos dotado de un análisis consistente de qué había sido y qué es hoy el PCE como estructura de encuadramiento burocrático, qué rol ejerce en esto la estructura de dirección, a la hora de relacionarse con las distintas tesis que pueda albergar como estructura; conectado con lo anterior, cuál es su papel en el sistema de partidos del Estado; y, en última instancia, cuál es el estado actual, ideológico y organizativo, del propio PCE. Y esto es lo que nos hace también problematizar, en parte, que era necesario dotarnos de un proceso de reconstrucción que dejara de considerar al PCE como una especie de destacamento que históricamente siempre va a estar ahí, con las mismas potencialidades y que únicamente hay que ir poco a poco recuperándolo del oportunismo, como si el oportunismo hubiera secuestrado temporalmente un partido que esencialmente es revolucionario, sino que había que ponerse a estudiar cuál era realmente el volumen de militancia o elementos que realmente serían susceptibles cuando se pusieran encima de la mesa unas tesis que, integralmente, pusieran en el centro la necesidad de recomponer el comunismo y reconstruir el partido comunista, y qué otros elementos, en última instancia, por mucho que se hiciera ese trabajo y con todas las mediaciones que anteriormente he dicho, se opondrían.

Entonces, nosotras, durante los últimos meses, estamos llevando al PCE estas aportaciones, pero mediado por este proceso de aprendizaje, de que nos tenemos que dotar de un proyecto de reconstrucción más trabajado. En este sentido, nosotras consideramos hoy que nuestro trabajo es llevar unas tesis certeras en las tareas que tiene la juventud proletaria por delante, a la hora de recomponer el comunismo, que intenta dar avances, y que mediante un debate con el resto de destacamentos, pueda albergar el embrión o una primera fase de reconstrucción efectiva del partido comunista; consideramos que esto, al trasladarse al PCE, sí o sí, iba a conllevar una represión de este tipo. Era algo que, por ejemplo, hace dos años o hace cuatro años quizá no nos planteábamos. ¿Por qué va a conllevar, sí o sí, una represión de este tipo? Dado que, si el Partido dejara al libre albedrío avanzar a este tipo de tesis, más allá de si la militancia las fuera a suscribir más o menos rápidamente o si esto tendría algún tipo de sentido, sería una amenaza para la propia reproducción del PCE como partido que entra en la competencia dentro del juego de la representatividad burguesa, en representación de una serie de intereses de clase que son fundamentalmente los de la aristocracia obrera y del resto de capas medias.

Por lo tanto, nosotras consideramos que la intervención de la UJCE por la dirección del PCE no es legítima políticamente. Porque, evidentemente, es un movimiento reaccionario ante el avance de unas tesis de potencialidad comunista, que, por así decirlo, es algo coherente con el propio contenido social que representa hoy el PCE que, en última instancia, se conforma como un partido oportunista que se vuelca a las masas como representante de los intereses del proletariado pero que, en última instancia, reproduce un modelo de organización política que es eminentemente socialdemócrata y que está dirigido a hacer depender la organización del proletariado y, por tanto, su desarrollo político, a los intereses de la aristocracia obrera y de las capas medias, en alianza con la gran burguesía.

  1. La dirección del PCE ha nombrado una gestora al frente de la UJCE, pero vosotros tenéis la legitimidad de la militancia. ¿Cómo estáis respondiendo a esta situación?

Precisamente porque el proceso de autocrítica de la UJCE no es nuevo y no es artificial o cosa de unos pocos dirigentes, sino que es un proceso que viene de atrás y que afecta a toda la organización, efectivamente, la intervención del Partido no ha tenido ningún tipo de respaldo dentro de la militancia de la UJCE. Es decir, no había militancia en la UJCE que militara en la juventud comunista para reproducir lo que es hoy el PCE, sino que todo el mundo, aunque todavía teníamos debates por tener pendientes en el Congreso Extraordinario, sobre cómo, en qué forma, en qué tiempos, e incluso en qué contenidos se tenía que reconstruir el partido comunista o se desarrollaba ese proceso, todo el mundo tenía claro que la tarea de reconstruir el partido comunista es algo pendiente hoy para el proletariado, y no algo realizado ya y de lo que fuera su expresión el PCE.

Por eso, la intervención del PCE no ha tenido ningún tipo de apoyo y lo único que han podido hacer ha sido es secuestrar una serie de recursos financieros, logísticos… de los que hasta ahora nosotras hacíamos uso, pero que, como la UJCE, jurídicamente, es la organización juvenil del PCE, pues ellos, mediante esta intervención, estatutos mediante, pueden justificar que ahora les pertenece. Sólo les ha servido para eso, es decir, para secuestrar nuestros recursos, pero no para ganar legitimidad política.

Entonces nosotras ahora lo que planteamos es, habiéndonos dotado de unas mínimas garantías para continuar con nuestra actividad aún en esta situación, precisamente porque veíamos que era algo que cabía esperar que ocurriera desde hace bastante tiempo, veíamos coherente en el propio funcionamiento del PCE que ocurriera, nos habíamos dotado de unas garantías para poder seguir funcionando y en ese sentido, por eso planteamos en corto y medio plazo, continuar desarrollando las mismas tareas y la misma práctica política que estábamos proyectando hasta ahora para hacer ver que el PCE no tiene capacidad hoy de organizar una juventud comunista que se le compare a lo que ha sido hasta hoy la verdadera UJCE, la verdadera juventud comunista como escuela de cuadros para la reconstrucción del partido comunista. Y, por lo tanto, lo que estamos haciendo es mostrar, tanto a nivel interno de la militancia del Partido, como en el entorno político a nivel externo, que somos las jóvenes comunistas las que tenemos capacidad real de intervenir entre la juventud proletaria y no una dirección del PCE que no tiene legitimidad ninguna sobre nuestra militancia, y que encima no conocen y están bastante alejados de lo que es hoy la situación política que atraviesa la juventud proletaria y en general.

  1. El sistema capitalista atraviesa una crisis a todos los niveles: económico, social, medioambiental, guerras, etc.; llevándonos a la barbarie en amplias zonas del planeta. Estamos asistiendo a la proliferación de las ideas del comunismo entre la juventud y a la formación de grupos comunistas en muchos países. ¿Cómo valoráis esta situación?

Nosotros lo valoramos positivamente, pero lo que no queremos es hacer una valoración como si fuera un fenómeno circunstancial desligado de lo que es el desarrollo económico de las propias tendencias del capitalismo. Nosotros creemos que esta actualización del interés por el marxismo, que sí que puede haber, sobre todo en determinados países, y en general de revitalización de la organización comunista a nivel internacional, se debe a un nuevo contexto, una nueva coyuntura que está atravesada fundamentalmente, en primer lugar, por una crisis de reproducción total, que atraviesa la sociedad burguesa evidentemente, pero que ya se manifiesta, con cada vez una especial crudeza, sobre el proletariado hoy.

Si bien esta última crisis se puede remontar a algo antes de 2008, vemos cómo es especialmente durante los últimos años cuando, por ejemplo, en nuestro contexto, en el centro imperialista, en concreto, de la Unión Europea, está teniendo una afectación especialmente descarnada sobre el proletariado y sobre las nuevas generaciones proletarias, en forma de ofensiva sobre el salario, ataque sobre los derechos políticos del proletariado, etcétera. Esta coyuntura, conectado con lo anterior, también está atravesada por una aceleración del proceso de proletarización de la sociedad por la que cada vez son más las capas que integran el proletariado. Y, también a la vez, lo que venían siendo unas capas medias fundamentales para el sostenimiento del régimen burgués y de los propios Estados burgueses, en términos políticos, se van descomponiendo cada vez más.

Nos encontramos con que se forman unas nuevas generaciones proletarias, que en lo material han crecido, o se han formado en un horizonte únicamente de crisis, un horizonte de crisis infinito, indefinido, y cuya única modificación es que cada vez va a ir a más, y que, políticamente, además, han visto cómo la salida que se le daba a este tipo de contextos de dificultades materiales, hoy se muestran cada vez más impotentes. Y es en este contexto en el que se da esta revitalización del marxismo y, en cierta medida, revitalización también política y organizativa del comunismo, aunque todavía con muchísimos límites.

En todo caso, sí que es cierto que, desde que se desarrolla este fenómeno en términos materiales hasta que hay una traslación política en la misma escala, el proceso no va completamente acompasado en el tiempo, sino que hace falta un proceso de aprendizaje y construcción política para que lo primero se traduzca en lo segundo. Y, precisamente, depende de la efectividad de las comunistas honestas que esto se pueda realizar así, donde precisamente valoramos este proceso como algo positivo. Sin embargo, precisamente, para que esto se traduzca en una organización a una escala cada vez mayor, precisamente, las comunistas hoy tenemos que estar a la altura de saber leer bien la coyuntura y lanzarnos a desarrollar las tareas que hoy requiere esta coyuntura, con todos los costes que pueda conllevar.

  1. Has mencionado, en un momento dado, la necesidad de una coordinación a nivel internacional porque, como decíamos, no son organizaciones que estén proliferando sólo en el contexto del Estado español, sino también en otros países. Incluso en Estado Unidos, por ejemplo, que hacía décadas que no se hablaba de socialismo. Apuntabas a la necesidad de articular un factor subjetivo a nivel internacional, ¿no?

Sí, claro, fundamentalmente entendiendo que el proyecto del comunismo es el proyecto del proletariado como clase internacional. Es decir, no cabe entender que las tareas de las comunistas hoy conciernen solamente a un ámbito nacional o estatal determinado, donde el tan manido por algunos internacionalismo proletario únicamente se traduce en una especie de solidaridad exógena entre pueblos o, en el mejor de los casos, clases trabajadoras nacionales, que entrarían en contacto exógenamente y que desarrollarían sus tareas de manera disociada.

Entendemos que eso es, en parte, un resultado del legado de derrota del comunismo que arrastramos y de la atrofia oportunista que sufrió durante el siglo pasado. Y nosotras entendemos que, por lo tanto, todas las tareas que ponemos hoy encima de la mesa son tareas que proponemos, y que las proponemos desde un punto de vista de la rearticulación del proyecto comunista a escala internacional, en tanto que las potencialidades emancipatorias que aporta socialmente el proletariado son internacionales, son de escala mundial y no a una escala menor. Evidentemente, esto no quiere decir que su desarrollo no pueda tener adaptaciones en función de las circunstancias que se dan en regiones determinadas, etcétera; pero precisamente como concreciones de un programa y una estrategia generales, no al revés.

  1. En el caso del Estado español, hemos visto la irrupción del Movimiento Socialista con gran fuerza en Euskal Herria, Catalunya y otras zonas del Estado. Viniendo del independentismo de izquierdas, han abrazado las ideas del comunismo internacionalista. ¿Cómo veis este fenómeno desde UJCE?

Pues es parecido a la respuesta anterior. Lo valoramos positivamente y, precisamente, creemos que es resultado de lo que comentaba antes, de dos fenómenos que están interrelacionados: un primer fenómeno de afectación a unas nuevas generaciones de la coyuntura de crisis y, sobre todo, del proceso de proletarización, unas nuevas generaciones que nos hemos formado en un horizonte de crisis únicamente, y para las que, digamos, las terceras vías quedan históricamente cada vez más desfasadas; y, precisamente, un segundo fenómeno, más ligado a un aprendizaje político, completamente conectado con lo que acabo de decir, que vendría a ser cómo las últimas generaciones de militantes de los últimos años, que estábamos encuadradas en organizaciones que, nominalmente, se podía llamar “marxistas”, “comunistas”, “anticapitalistas”… pero que, en la práctica, reproducían toda una serie de síntomas del estado de derrota anterior y que llevaban a una práctica eminentemente reformista tal y como se ha podido constatar a través de su práctica.

Este proceso de aprendizaje es un todo con el primer factor que comentaba. Es precisamente esta coyuntura de crisis y proletarización la que hace hoy más impotente que nunca el proyecto político de la socialdemocracia, en el que muchos de estos destacamentos estábamos insertos, y que determina unas mejores condiciones para aprender políticamente de su misma impotencia. Es en este contexto en el que se dan las rupturas en organizaciones reformistas, en clave de dar pasos hacia la necesaria recomposición del proyecto comunista, precisamente, partiendo de sus propias determinaciones históricas hoy, que es poder aprender, o poder pensar, cómo superar los límites ante los que nos hemos dado cabezazos durante todos estos años, en nuestras militancias pasadas, en organizaciones, en otros casos, nacionalistas e independentistas, pero también con estrategias interclasistas y, en última instancia, con una práctica igualmente reformista –con unas estrategias que quizá podían ser más o menos radicales– pero, en última instancia, con estrategias semejantes. Al final, nosotras, creemos que hay un denominador común en todo esto, que es, precisamente, un proceso de impugnación a una lógica política pasada, que sería la lógica política del reformismo, que sería una disociación absoluta, en nuestro caso, entre un fin, que podrían ser, aunque desarrollados de manera distinta, fines emancipatorios, con unos medios que, en última instancia, estaban dirigidos a la reproducción y fortalecimiento de todas aquellas herramientas del capital que bloqueaban esa misma emancipación; y fundamentalmente centradas en el desarrollo de la organización política de la dominación capitalista.

Es decir, mientras nosotras declarábamos el “socialismo”, el “marxismo”, el “anticapitalismo… no dejábamos de concebir nuestra práctica dentro de los márgenes, precisamente, de la organización política de la dominación capitalista, que es el Estado. Y, por lo tanto, mientras que proclamábamos ante las masas avanzar hacia el socialismo, no dejábamos de proponer entre las masas la reproducción de una práctica que ya venía dada por el estado de derrota del comunismo, que no era más que redundar en la demanda al Estado, la interlocución con el enemigo, desde la perspectiva de una clase que se naturalizaba a sí misma como clase oprimida y que únicamente entendía la lucha de clases dentro de los márgenes del Estado y, por tanto, como una negociación constante por unas mejores condiciones en la venta de la fuerza de trabajo, y no como una lucha por organizar la negación de sí misma como clase oprimida.

  1. ¿Pensáis que es necesario establecer vínculos con este u otros grupos para desarrollar campañas y actividades conjuntas sobre puntos específicos?

Sí. Nosotras pensamos que, en esta primera fase del proceso de reconstrucción del partido comunista, es fundamental también –es uno de los aprendizajes que hemos tenido como organización– el dejar de concebir este proceso únicamente dentro de lo que era el PCE y UJCE, y pensarlo como tareas dentro de lo que son hoy los distintos destacamentos del movimiento comunista. Y, por lo tanto, entendemos que lo que debemos hacer, además, es, ante la luz de los acontecimientos que arroja la coyuntura; es decir, ante esta coyuntura de crisis, comprobar qué organizaciones realmente son capaces de realizar ese aprendizaje, que no es más que desarrollar una crítica y autocrítica de los límites de nuestra política pasada; y, por lo tanto, una crítica y autocrítica del bagaje de derrota del comunismo, precisamente posibilitado, en parte, por esta coyuntura; y qué organizaciones o qué destacamentos, por el contrario, reaccionan ante esto y se cierran, niegan dicho estado de derrota, o, en última instancia, piensan que los errores cometidos únicamente obedecen a circunstancias parciales, errores que se pueden solventar manteniendo en lo fundamental los proyectos políticos vigentes, etc. Creemos que para esto es necesario entrar en diálogo –un diálogo hasta ahora poco sostenido por parte de estos destacamentos–, y que es, quizá, la primera de las fases necesarias para encaminar o para desarrollar un proceso efectivo, en términos organizativos, de ir recomponiendo una organización independiente del proletariado.

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