EEUU inyecta 600.000 millones a su economía: otro salto en la oscuridad

Una política arriesgada

La así llamada «credit crunch», o «encogimiento del crédito», de 2008
significó el estallido de la burbuja de crédito masivo que se había
acumulado en las décadas anteriores. Las empresas y los consumidores,
previamente felices al pedir prestado grandes cantidades de dinero para
consumir y invertir, pasaron a ahorrar dinero con el fin de reducir su
endeudamiento total. Los bancos hicieron lo mismo, lo que significa que
aquellos que desean pedir prestado, les resulta mucho más difícil
conseguirlo.

Con el fin de mantener la economía en movimiento, los gobiernos y los bancos
centrales intervinieron en su lugar. Los gobiernos acumularon déficits
enormes. Los bancos centrales se embarcaron en la llamada «expansión
cuantitativa», que consiste básicamente en imprimir dinero electrónicamente
y en utilizarlo para prestar dinero a las empresas privadas y a los
gobiernos. El resultado es que el déficit de la Reserva Federal de los
Estados Unidos ha aumentado de 1.000 billones de dólares a poco menos de
2.500 billones, y ahora se prepara para superar los 3.000 billones de
dólares.

Al igual que la impresión de dinero en Alemania en la década de 1920, esta
política tiene un potencial enorme para crear inflación, razón por la cual
la clase dirigente ha sido renuente a utilizarlo en el pasado. Ahora, sin
embargo, las cosas están cambiando.
Lo que una vez fue una medida extraordinaria se ha convertido ahora en algo
normal, lo que refleja el hecho de que las dificultades económicas del
capitalismo distan de haber concluido. City AM, el libro gratuito de la City
de Londres (el área urbana donde se concentran los bancos y negocios
financieros en la ciudad de Londres), comentó que «la expansión cuantitativa
se ha convertido en una herramienta regular de la política, en lugar de
utilizarse solamente como un instrumento de emergencia». ¿Cuál es la razón
de este cambio de opinión?

Lejos de levantar la economía de una manera saludable después de la
recesión, el desempleo sigue siendo elevado y los mercados de crédito son
muy limitados. La escasa recuperación que se ha reflejado en el PIB (la
renta nacional) se ha debido principalmente al consumo de inventarios
acumulados y al gasto público: ya que el gasto de los consumidores sigue
estando deprimido. El mercado de la vivienda no se ha recuperado y aún
muestra signos de debilitarse más, de acuerdo a la encuesta de confianza de
consumidores del Conference Board, del mes de septiembre.
Lejos de la recesión «en forma de V», se parece cada vez más a
una recesión «en forma de W» o de doble valle, tan pronto como se retiran
los estímulos gubernamentales.

¿Recortar o no recortar?

La clase dirigente está dividida sobre cómo abordar los problemas.
Considerando que en los Estados Unidos, la Reserva Federal y el Gobierno
Federal continúan las políticas aplicadas después del 2008 (aunque a nivel
estatal han comenzado los recortes), en Europa la melodía es diferente. El
programa de austeridad del Gobierno británico, que le valió el título de
tapa de «Gran Bretaña Radical» en The Economist, amenaza con provocar entre
500.000 y 1 millón de despidos en los próximos años, que se sumarían a los
actuales 2,5 millones de desempleados. Programas similares están siendo
decretados en España, Portugal, Grecia e Irlanda; e Italia y Alemania no les
van muy a la zaga.

Por lo tanto, la nota editorial del diario británico AM City, que acoge con
satisfacción el programa de austeridad del gobierno Conservador, declara en
su edición de hoy: «El orgullo desmedido de la Reserva Federal nos costará
caro a todos». Alistair Heath, el editor, explica cómo «Bernanke [el
Presidente de la Reserva Federal de EEUU] está repitiendo, al menos en
parte, el terrible error cometido en 2003 por su predecesor Alan Greenspan».
Es decir, está intentando impedir un reajuste necesario en la economía. Todo
el empuje del argumento de Heath es que no hay ningún atajo fuera de lo que
es un «proceso difícil y doloroso». El intento de los Estados Unidos de
reducir el desempleo apostando al riesgo de una inflación futura es
claramente un intento de evitar disturbios sociales («dolor», como lo llama
Heath), un malestar que ya dejó a los Demócratas de EEUU con la nariz
ensangrentada en las elecciones del martes 2 de noviembre. En Europa, los
gobiernos griego, español y francés ya vivieron disturbios masivos debido a
los recortes en el gasto social, y Gran Bretaña los seguirá pronto. Alistair
Heath ataca a la clase dirigente de EEUU por eludir la necesidad de hacer
que la clase trabajadora estadounidense pague por la crisis. Por supuesto,
esta crítica es correcta desde un punto de vista puramente capitalista –
pero hay más cosas en esta historia.

Las guerras monetaria y el aumento del proteccionismo

Como hemos explicado, las disputas recientes sobre las
monedas reflejan una lucha entre las principales potencias
por el mercado mundial. El estruendo que hay sobre la moneda
china, el Renminbi (o Yuan como también se la conoce) es, claramente,
una señal de las crecientes tendencias proteccionistas de las principales
economías que están intentando salir de la recesión a través de la
exportación. El nuevo programa de «expansión cuantitativa» es otro paso en
esa dirección.

Al imprimir dinero masivamente, la Reserva Federal de EEUU lo que hace es
devaluar el dólar, lo que significa que las exportaciones de EEUU serán más
baratas y las importaciones más caras. Por lo tanto, el efecto de la
política estadounidense será precisamente el mismo que la china, de la que
la clase dirigente de EEUU estuvo quejándose tanto tiempo. Desde principios
de septiembre, cuando Bernanke empezó a hablar sobre la «expansión
cuantitativa», el dólar cayó un 9% contra el euro. No es de extrañar que la
burguesía europea se enojara y se opusiera a esta iniciativa de la Reserva
Federal. Esto significa que el dólar ahora volverá a tener el nivel de valor
de enero, lo que significa que las ventajas competitivas para el Capital
europeo, adquiridas durante la crisis de la deuda griega, han sido
aniquiladas.

Cualquiera que sea la política – los trabajadores saldrán perdiendo

La política del Capital estadounidense, muy parecida a la europea, también
significa un ataque a las condiciones de vida de los trabajadores. La
Inflación, que inevitablemente surgirá de esta política, va a comerse los
salarios de los trabajadores en los Estados Unidos, así como los recortes en
el sector público van a comerse el salario social en Europa. También es
cierto, como Alastair Heath señala, que la política de los Estados Unidos
simplemente va a re-inflar la burbuja, y provocará que los precios de los
activos suban a medida que los inversores intenten protegerse de la
inflación en su intento de comprar los valores más baratos, lo que conducirá
a otro estallido en el futuro. Sin embargo, su alternativa a favor de
políticas de austeridad lo más probable es que socave completamente la
demanda en la economía, lo que conducirá a una nueva recesión.
El Capital europeo ha iniciado el camino de asaltar las conquistas
acumuladas de la clase trabajadora, con recortes severos en el gasto
público; mientras que los burgueses de EEUU, a nivel federal todavía
postergan el mal día, tratando desesperadamente de estimular el crecimiento.
Ninguna de estas políticas funcionará, y ambas implican grandes reducciones
en el nivel de vida de la clase trabajadora. Los activistas del movimiento
obrero de todo el mundo necesitan prepararse para la lucha feroz que tienen
por delante.

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