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Cierres de fábricas en Vitoria-Gasteiz: Esmaltaciones San Ignacio y Daewoo

Una de las cosas más importantes de esta manifestación es el logro de la unidad de acción sindical, algo que parecía imposible después de varios años de desencuentros.
Unidad de acción conseguida desde abajo, ya que la convocatoria fue de los comités de dichas empresas y secundada por los sindicatos UGT, ELA, LAB, CCOO, ESK, a la que se sumaron BILDU, EB-IU y el movimiento social Democracia Real Ya (DRY).

La historia de estos cierres demuestra la impunidad con la que actúan los empresarios, la tolerancia de las instituciones con sus tropelías y el papel de herramienta de trabajo desechable reservado a los trabajadores.

En el año 2004, la dirección de Esmaltaciones, en una operación tutelada por el Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz, negoció el traslado de la factoría al polígono industrial de Jundiz. A cambio, la empresa se comprometió a mantener el empleo. Por el acuerdo de recalificación y venta de los terrenos que ocupaba la factoría, la empresa obtuvo más de 26 millones de euros.

Los acuerdos fueron incumplidos desde el mismo momento del traslado, y de los 370 trabajadores existentes en 2005 hemos llegado a los 89 actuales. La empresa, con ese pelotazo urbanístico, preparó minuciosamente la deslocalización de la producción, montando una factoría para producir lo mismo más barato en Tánger.

El dinero embolsado con el pelotazo urbanístico, que salió de las arcas públicas municipales, es decir de nuestros impuestos, desapareció y fue invertido en lugares más rentables. El endeudamiento y la preferencia por vender productos importados de China, o fabricados por ellos en Tánger con mano de obra barata, ha dado la puntilla a la factoría de Vitoria.

Como expresaba gráficamente el secretario del comité, “ellos los empresarios, van a seguir haciendo negocios y nosotros a la calle”. A la calle con unas indemnizaciones ridículas (20 días de salario por año trabajado y tope de una anualidad), teniendo en cuenta las antigüedades muy altas de la plantilla, como la del presidente del comité que lleva 39 años trabajando, toda una vida en la fábrica.

Los trabajadores han recurrido el auto, exigiendo que se persiga por fraude a los propietarios de la empresa y piden la personación en el procedimiento del Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz, que al día siguiente de la movilización anunció el recurso al auto del juzgado.

Desde su implantación en 1997 en Vitoria, atraída por las importantes subvenciones públicas, la multinacional coreana Daewoo recibió del Gobierno Vasco y la UE más de 12 millones de euros. Todavía no se han hecho públicas las subvenciones recibidas de la Diputación de Álava y del Gobierno del Estado. Prometieron crear 500 empleos que nunca llegaron. Los trabajadores, desde el primer momento, tuvieron que luchar. Se organizaron en UGT, ELA y LAB para evitar la temporalidad generalizada y los bajos salarios que fueron impuestos por la multinacional.

Posteriormente, una huelga que duró casi tres meses consiguió con la solidaridad obrera de la ciudad una caja de resistencia que ayudó económicamente a los trabajadores, un convenio que hizo fijos los empleos frente al intento patronal de mantenerlos 2 años con contratos en prácticas, junto con la mejora de los salarios frente a la pretensión de la multinacional de tener salarios del 70% del convenio sectorial durante dos años, a pesar de ser todos titulados de FP2. Mantener este convenio y mejorarlo ha sido a base de lucha, cada derecho reconocido a los trabajadores ha habido que pelearlo.

Ahora, cuando el frigorífico que se fabrica ha quedado obsoleto, y no se podrá vender en la UE, la empresa decide cerrar, lo autorice o no el gobierno vasco, poniendo a 147 trabajadores en la calle.

P1010941-2Esta movilización convocada en unidad de acción por los comités de empresa de Daewoo y Esmaltaciones y que ha contado con el apoyo de muchos trabajadores de otras empresas, debería poner el punto final a un auténtico rosario de manifestaciones y huelgas aisladas y separadas que rompen el sentimiento de unidad en la lucha, que se ha revelado un auténtico fracaso.

Los trabajadores estamos aprendiendo lecciones muy duras en estos momentos de crisis económica global de este sistema. Vimos cómo el dinero público obtenido en su mayor parte con nuestros impuestos fue a los bolsillos de los empresarios y pensamos que era para crear empleo, pero hemos comprobado que ha servido para incrementar sus beneficios y no para mantener los puestos de trabajo que ahora, cuando la desaceleración económica golpea a las fábricas, provoca el cierre de éstas como cajas de cerillas, echando a los trabajadores a la calle.

Y seguimos viendo que todos los grandes bancos y muchas grandes empresas sólo existen gracias al apoyo del Estado, que reciben millones del dinero público y no precisamente para desarrollar la industria, la ciencia o la tecnología que están lastradas por la propiedad privada y los estrechos límites de los intereses nacionales.

En las zonas industriales de la ciudad, los trabajadores de Daewoo han colgado una pancarta que dice: “Daewoo, dadnos trabajo”. Realmente, los jóvenes obreros no piden mucho, solo piden no estar ociosos ni inutilizados. Con un salario los trabajadores podemos ser personas, participar socialmente, tener una familia, tener dignidad. Sin embargo, los capitalistas lo único que nos ofrecen son décadas de austeridad feroz y recortes sociales.

Tratar de remendar el sistema no es ninguna solución, el futuro está en la fuerza de los trabajadores que, tomando en nuestras manos los sindicatos y organizaciones obreras, organicemos una lucha conjunta que ya han empezado los trabajadores griegos, para establecer una economía socialista planificada y poner fin a esta pesadilla de una vez por todas.

Vitoria-Gasteiz, 23 de septiembre de 2011.

(Fdo). Un corresponsal de “Lucha de Clases”.

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