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9 de mayo – Huelga General del sector educativo: hagamos confluir las luchas hacia un frente común para derribar al gobierno

 

 Educación pública: su objetivo a erradicar

 

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La burguesía, la gran banca, el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Central Europeo (BCE), la Unión Europea, la Troika (constituida por el FMI, el BCE y la UE) y todos los apóstoles del capitalismo mundial lo tienen claro: todos los avances hechos en educación durante la segunda mitad del siglo XX, los cuales sirvieron para impulsar la economía en base a mano de obra cualificada, son ahora un obstáculo para la economía de mercado. El mercado laboral está saturado debido a la crisis integral del propio sistema e ingentes cantidades de dinero se destinan, según ellos, a formar trabajadores que sólo irán a engrosar las filas de parados. Sus medidas son concisas: hay que incrementar la productividad en base a una reducción draconiana de los niveles de vida, los salarios y el gasto público a fin de elevar «la confianza de los inversores»; es decir, que los capitalistas, con tal de invertir, deben ver sus beneficios incrementados ¿Cómo? – En base a exprimir todavía más a los trabajadores.

En el terreno educativo en el estado español, todo lo anterior se concreta en la nueva ley educativa del gobierno del PP, la LOMCE (Ley para el Ordenamiento y la Mejora de la Calidad Educativa), que hace retroceder la escuela pública a lós peores años del franquismo (reválidas en primaria y secundaria, se anula el papel de las asociaciones de padres y madres de alumnos, se penalizan a centros por no cumplir criterios «académicos» arbitrarios, se elimina la autonomía de los centros, se refuerza el papel patronal de los directores, se degrada la consideración de las asignaturas vinculadas al aprendizaje de las lenguas catalana, vasca y gallega, entre otras medidas reaccionarias).

 

Profesorado interino y asociado universitario en el punto de mira

 

Los últimos cursos hemos vivido un ataque visceral sin precedentes contra el conjunto del profesorado, siendo reiteradamente tachados de vagos y privilegiados. Todo ello va en sintonía con un intento por parte del Gobierno de preparar el terreno para los ataques que se les destinan. Como era de esperar, los recortes se han centrado en el sector más indefenso del profesorado: los interinos. La subida de horas lectivas por profesor han ido desde un principio orientadas a despedir interinos; además, ayudados por la irregularidad que supone ser despedido por eliminación de plaza; es decir, no contar con ninguna indemnización a pesar se hayan trabajado 2, 10 o 20 años. En el caso de la universidad, estamos observando cómo las reducciones de las partidas están suponiendo, entre otros, el despido masivo de profesores asociados en todas partes, seguido de un empeoramiento notable de los servicios y de la calidad de la formación.

 

La necesidad del movimiento estudiantil

 

En los últimos meses hemos visto los heroicos avances de un buen sector del profesorado, que se ha canalizado a través de las mareas verdes por todo el Estado y que ha conducido a huelgas, encierros y múltiples acciones en defensa de la educación pública.

La participación de los estudiantes dentro de las luchas de los profesores es indispensable para fortalecer al propio movimiento. Los estudiantes, a pesar de no trabajar y consecuentemente no poder ejercer sus demandas mediante la huelga (entendida como detener la producción), cuentan con una ventaja muy grande: la falta de presiones laborales y el espíritu incansable de la juventud, muy necesario para animar los sectores desanimados y dinamizar el movimiento. Toda gran revolución ha contado con la participación activa de los estudiantes y de la juventud. Como vimos en Québec hace un año, fueron los estudiantes quienes movilizaron al profesorado en un lugar donde los profesores no tienen derecho de huelga.

 

Unificar las luchas, derribar al Gobierno

 

A sólo un año y pocos meses, el Gobierno de Rajoy se encuentra agonizando por todos los escándalos de corrupción, los ataques y las mentiras. La realidad es que el Gobierno, a pesar de su holgada mayoría absoluta, comenzó siendo un Gobierno débil, con nulo apoyo en la calle y aupado por la derrota electoral del PSOE, castigado por sus medidas antiobreras. Sin embargo, este Gobierno se trata del peor valorado en la historia de la Transición, siendo además el ministro de educación Wert uno de los más rechazados.

Debemos extraer las conclusiones adecuadas, no se trata de unos ataques propiciados por motivos ideológicos, sino por las necesidades objetivas del sistema capitalista mundial. Hemos observado que tanto el Gobierno de Rajoy como el de Zapatero no han hecho más que arrodillarse ante las demandas de la Troika, el FMI y la banca. No hay protesta que pueda «debilitar» ni convencer al Gobierno. Lo que necesitamos es un Gobierno de y para la clase trabajadora, que expropie la banca y las palancas básicas de la economía en pro de la mayoría de la sociedad.

 

¡Por una educación y una sanidad públicas, por el derecho a una vivienda digna y a un futuro para la juventud!

 

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